Después de casi una década acompañando a nuestros chicos de Hawkins en bicicletas, fiestas en sótanos y viajes improvisados al tenebroso mundo de Upside Down, ha llegado el momento de mirar de frente a lo inevitable: la quinta temporada de Stranger Things es la última. Sí, agárrese fuerte al walkman, porque toca despedirse. La primera tanda de episodios se estrena a las 2 de la madrugada de este jueves en Netflix; la segunda llegará el día de Navidad, y el final será el 1 de enero.
La nueva temporada arranca recogiendo los pedazos que dejó la cuarta: portales abiertos por toda la ciudad, nubes negras bordeando el horizonte y la sensación constante de que Vecna está viendo todo lo que haces. Hawkins nunca estuvo tan hecho polvo… y los fans tampoco. Lo bonito de esta última etapa es que los personajes vuelven a juntarse de verdad. Después de temporadas cruzando medio planeta, –unos en California, otros bajo tierra en Rusia, otros peleando por sobrevivir a adolescentes endemoniados–, todos regresan al mismo punto: la casa, el grupo, la pandilla original. Y claro, cuando los juntas, vuelven las dinámicas que nos hicieron enamorarnos de la serie allá por 2016: las discusiones tontas, los planes imposibles, las bromas de Dustin que solo entiende él y la eterna cara de sufrimiento de Mike.
Por supuesto, la temporada también quiere cerrar todos los hilos que fueron dejando a lo largo del camino. Will, por ejemplo, recupera protagonismo; ya no es solo ‘el niño que desaparece’, sino un elemento clave para entender qué quiere Vecna y por qué esta conexión entre mundos parece apuntar directamente a él. Eleven (Once, en castellano), por su parte, enfrenta quizá su crisis más grande: ¿qué pasa cuando tu poder no alcanza para salvarlo todo? Más aún, ¿qué pasa cuando tu infancia se termina justo al mismo tiempo que el mundo amenaza con hacerlo?
La serie promete una buena dosis de emoción, algo de dolor (sí, mentalícense: algún personaje caerá, y lo saben), un par de batallas épicas y bastantes momentos que se sienten como un abrazo a quienes crecimos viendo a estos niños convertirse en héroes. Pero, aunque el ambiente es apocalíptico, la quinta temporada también recupera ese espíritu ochentero de aventura que la hizo especial desde el principio. Entre referencias a películas clásicas y guiños musicales, la serie cierra su círculo manteniéndose fiel a lo que siempre fue, un homenaje a la imaginación, la amistad y el amor por las historias fantásticas.
Y sí, el final. Ese final que lleva años escrito, según los creadores, y que prometen que será «agridulce pero correcto». No sabemos si lloraremos, si aplaudiremos o si haremos ambas cosas a la vez, pero lo que sí está claro es que será un cierre que dará sentido a este viaje de monstruos, luces de Navidad y adolescentes demasiado valientes para su edad.
Así que prepárense. Stranger Things dice adiós, pero lo hace a lo grande. Con corazón, con nostalgia y, sobre todo, con el espíritu de Hawkins intacto: cuando las cosas se ponen feas, tus amigos son tu mejor arma.
... los Goonies... Super 8 ... Stranger Things...