Mucho se ha hablado en estas últimas semanas de la tan acertada y efectiva campaña de sensibilización SOS Turismo, cuyas motivaciones y peticiones globales son ya ampliamente conocidas, pero me gustaría detenerme por un momento en la lectura del manifiesto oficial o carta de intenciones de esta campaña que tanta repercusión y adhesión ha demostrado en muy poco tiempo. Me quedo con una frase en la que se enuncian las fases por las que transitamos y transitaremos como consecuencia de las secuelas económicas tremendas que esta pandemia arrastra y que son las siguientes: resistencia, recuperación y reorientación.
A falta de una explicación que identifique y sitúe estas fases concisamente, trataremos de hacer un sencillo análisis de situación. Ahora mismo estamos aún transitando por la fase inicial de resistencia, es la fase más dura y áspera de todas, una fase que se está haciendo muy larga y en la que continuaremos permaneciendo aunque se reinicie la actividad turística este año ya que no debemos confundir reinicio de actividad con entrada en la segunda fase de recuperación -si bien puede haber un reinicio, que todos deseamos, éste será a todas luces tímido-, tendrán que pasar muchos más meses, por no decir un año o temporada más, para que podamos hablar de recuperación propiamente dicha.
La fase de recuperación se conseguirá una vez que haya transcurrido un tiempo más que prudencial en el que podamos decir claramente que no ha habido interrupciones y que el engranaje de todas las estructuras de programación de vuelos, de fluidez aeroportuaria y de tráfico tour operacional operen sin altibajos notables y se combine con una demanda turística en origen y una oferta en destino suficientemente amplia y consistente como para restablecer la interconexión necesaria entre todos los eslabones de la cadena de valor turística.
Por si no fueran suficientes los obstáculos de toda índole que suponen para cualquier empresa esta intensa, extenuante y prolongada crisis, hemos de ser conscientes que absolutamente todos los que los superen van a ser sometidos a un segundo escrutinio imperativo, el examen que supondrá el ingresar o no en el turismo del futuro -que ahora se nos hace presente de manera muy acusada- y que sentará sus bases en la innovación, apuesta por la tecnología conjuntamente con digitalización, y por supuesto, en la sostenibilidad. Y es precisamente en este punto, donde arrancará la tercera fase, la de reorientación, que en muchos casos podrá denominarse fase de transformación integral ya que nadie puede asegurar ahora a ciencia cierta que en un futuro relativamente cercano nos dediquemos exactamente a lo mismo que hacemos ahora.
Vemos entonces como ya se está vislumbrando un cambio que va a ser más profundo de lo que en un principio podíamos intuir, tal vez un cambio de paradigma, que requerirá cierto tiempo e ir asentando unos fundamentos sólidos, una reestructuración completa, un redimensionamiento global y volver a encajar todas las piezas resultantes.