Francina Armengol, presidenta de Balears, está determinada a situar a Balears como líder mundial en turismo sosteniblecon una ley que les obligará a los establecimientos a incorporar medidas de eficiencia energética y salud laboral. Está muy satisfecha de la respuesta social que ha tenido la iniciativa, aunque todavía falta por concretar la letra pequeña con los empresarios y en el Parlament.
El Govern se llena la boca con las palabras diálogo y consenso, pero los hoteleros se quejan de que se presentó la nueva ley turística sin conocer la letra pequeña.
Estamos hablando de una normativa que tiene aún un largo recorrido antes de aprobarse. Hemos presentado unas líneas generales, que se han hablado con el sector turístico durante el último mes y medio. Y no solo con los hoteleros. La percepción que todo el mundo ha trasladado, y son públicas las palabras de Gabriel Escarrer, Abel Matutes y tantas otras voces, es que todo el mundo está de acuerdo en hacia dónde hay que avanzar. Mi sensación es que el planteamiento inicial de una normativa turística tan importante comienza con mucha fuerza porque al acto de presentación había mucha representación empresarial y sindical. En todo caso, quedan muchas cuestiones a concretar, también con los grupos parlamentarios cuando llegue el momento.
¿Presentar una Llei en Madrid no es un poco provinciano?
No le veo ningún tipo de provincianismo. En absoluto. La semana grande del turismo en España es Fitur. De esta manera, conseguimos una repercusión nacional e internacional. Somos un referente en temas turísticos. Nos explicamos ante el mundo. Poner de relieve que Balears quiere ser turísticamente hablando el territorio referente en sostenibilidad ambiental, el primer territorio circular turísticamente hablando, o más comprometidos socialmente con sus trabajadores, nos sitúa en un buen lugar. Hemos aprovechado un espacio como Fitur para explicarnos.
¿Y con esta ley cambiaremos de verdad el turismo en Balears?
Estamos ante un cambio de paradigma. En la sociedad hay un sentimiento muy generalizado de que el turismo ayuda a la rentabilidad de las empresas y a la creación de puestos de trabajo. Es un cambio de paradigma comenzar a pensar que el turismo ha de ser de impacto positivo en las islas en términos mucho más amplios que solo la creación de puestos de trabajo o la rentabilidad de las empresas. Queremos que sea el motor de la sostenibilidad ambiental. Es un cambio de rol enorme. En multitud de oportunidades se ha hablado de la huella negativa que deja el turismo aludiendo al consumo de territorio, la saturación… Que se convierta en la industria puntera en circularidad es un gran cambio. Es decir, que el turismo será modélico en el ahorro de consumo de agua, en una mayor reutilización de los residuos, en mayor eficiencia energética… es muy importante. Que sea referente en garantizar la calidad del trabajo es también un cambio de paradigma.
Balears tiene el mejor convenio de hostelería, pero los trabajadores de hostelería no son los que tienen un mayor poder adquisitivo.
Una cosa es el conjunto de la situación de las Balears, donde es evidente que el precio de la vida es más alto que en otras comunidades, entre otros condicionantes por la insularidad. El turismo es una industria y si tiene un comportamiento muy ético con sus trabajadores, gana la sociedad en su conjunto. El turismo puede convertirse en tractor para otros sectores. Tenemos el convenio de hostelería más alto de toda España. Además, es el único que no externaliza y eso tiene un valor enorme para los trabajadores. De hecho, es un referente en España. Si ahora añadimos la obligación de contar con camas elevables… Las camareras de pisos están encantadas. Los hoteles están dirigidos normalmente al bienestar del turista: si el colchón es más grande, más cómodo... En la nueva ley hay otras medidas encaminadas a mejorar la salud laboral de los trabajadores como el control de la temperatura en las cocinas, en las lavanderías… Nos situamos en la vanguardia. Que el empresariado asuma el reto de hablar de un hotel como un espacio de convivencia entre el turista y el trabajador es un cambio de paradigma.
¿Puede hablarse de sostenibilidad sin reducir el número de plazas, si se continúa incinerando o si no está resuelto qué hacer con los residuos?
Hemos de estar orgullosos como país de lo hemos hecho y de lo que hacemos. En muchos destinos de primer nivel hay aún vertederos. En Balears, hicimos un esfuerzo enorme por ir cerrando vertederos. Avanzamos hacia la reutilización desde hace muchos años. Que hemos de hacer un paso más, sin duda. Ya en la pasada legislatura teníamos como hoja de ruta avanzar hacia parámetros de sostenibilidad. Hemos sido referentes en toda Europa con la ley de cambio climático, con la ley de residuos… Somos el único territorio donde no existen ya las pajitas de plástico. Son grandes avances. Queremos que el sector turístico sea tractor en sostenibilidad.
Entiendo que el objetivo final es el residuo cero.
Claro. El mejor residuo es el que no se genera.
¿Los hoteles u otros establecimientos turísticos estarán obligados a reducir en un determinado porcentaje su consumo energético?
Hay medidas claras que serán de obligado cumplimiento. Eso sí, con un tiempo para hacerlas efectivas. Por ejemplo, el cambio de las calderas que aún funcional con fueloil será obligatorio. Tendrán un tiempo para poderlas cambiar y dispondrán de ayudas públicas para que puedan realizarse las inversiones necesarias. Somos conscientes que venimos de una pandemia sanitaria, que venimos de una situación económica compleja y de que hay empresarios que han perdido mucho dinero. El turismo ha sido especialmente afectado por la pandemia.
¿Los fondos europeos deben destinarse a cambiar camas de hoteles o calderas?
Los fondos europeos son para transformar. Y, por ejemplo, acelerar temas como la eficiencia energética, el ahorro de agua, la reutilización de residuos… Es dinero, evidentemente, muy bien invertido. Si realmente queremos que el turismo suponga un impacto positivo para Balears hemos de mejorar muchas cuestiones.
Los hoteles pequeños y medianos son los más críticos.
Considero que los objetivos son compartidos por todos. Algunas cadenas de gran tamaño, aunque también las hay de pequeñas, que hace tiempo que apuestan por la sostenibilidad. Todos, para continuar teniendo clientes, están apostando por la sostenibilidad. Los objetivos de hacia dónde hemos de avanzar son compartidos. Yo no he escuchado a nadie que mantenga que no haya que hacer un esfuerzo para ser más sostenibles.
Pero puede que los pequeños no tengan las herramientas para asumir el mismo nivel exigencia.
Esta normativa turística está pensada para mejorar el producto turístico, para ser más competitivos. Quien no se modernice, no será competitivo. Como sociedad, ¿qué tipo de turismo queremos? Un hotel que tiene un consumo excesivo de agua, que no moderniza, que contamina… ¿ha de tener ayudas públicas? Las ayudas son para ayudar a transformar. Queremos que todo el mundo pueda asumir las obligaciones que impondrá la ley. Nosotros queremos continuar viviendo del turismo, queremos ser líderes, pero debemos mejorar algunas cuestiones. Durante la pandemia hemos aprendido muchas cosas, pero una de las grandes enseñanzas es que debemos trabajar juntos desde lo público y lo privado.
Hace unos años los hoteleros entendieron que si modernizaban y actualizaban su establecimiento obtendrían mayores beneficios. Ahora, con la nueva ley, ¿deberán tener todos los establecimientos tratamiento de aguas grises, generar su propia energía o comprar energía verde? ¿Facilitará las reformas hoteleras?
Hemos estado y somos líderes turísticos. La apuesta por la calidad viene de años atrás. Es verdad que ha habido normativa turística que ha facilitado la reforma, la apuesta por la calidad… Vamos por delante de muchas otras comunidades, que ahora se están empezando a plantear la posibilidad de facilitar las reformas hoteleras. Habrá medidas obligadas para ahorrar agua, para mejorar la eficiencia energética, para reducir los residuos… Y toda la parte social es también obligatoria. El hotel ya no solo es para que el empresario gane dinero y cree empleo, sino que además ha de ser un impulsor en la lucha contra el cambio climático.
¿No ha llegado el momento de reducir el número de plazas turísticas?
Los propios hoteleros, cuando hacen una reforma, no plantean la posibilidad de crecer en número de plazas. Si la sociedad va madurando en esta línea es evidente que se irán planteando junto a los consells insulars, que tienen las competencias de ordenación turística. Ahora, no estamos en este debate, sino en un marco general que ha de moldear el turismo del futuro.
Entiendo que la ley no tiene ningún tipo de medida restrictiva de la capacidad alojativa.
En estos momentos, el marco que estamos debatiendo es el que estoy explicando.
¿Se puede decir que quien menos contamina, más estrellas?
La norma cambia todo el sistema de calificación hotelero. Se adapta a los nuevos parámetros que marca la ley. El cumplimiento de estos objetivos ayudan a mejorar la calificación del establecimiento. Además, se actualizan numerosas cuestiones que habían quedado obsoletas, como por ejemplo que ha de existir un teléfono en los lavabos o que debe haber un ordenador en las habitaciones de los cinco estrellas. Hoy por hoy, no tienen lógica. Adecuamos también la calificación al cumplimiento de los parámetros de sostenibilidad. Otra parte muy importante hace referencia a la trazabilidad del pescado y el marisco.