La cita que da título al artículo de hoy es posible que te suene. Tal vez no. Pero si te pregunto si has visto alguna vez un billete de un dólar, seguro que tu respuesta es afirmativa. La frase «En Dios confiamos» aparece en el reverso de del billete de un dólar norteamericano y me he permitido reescribirla. Mientras seguimos discutiendo si falta personal o si la temporada se acorta, la inteligencia artificial ya está cambiando las reglas del juego. Y lo está haciendo más rápido de lo que muchos quieren admitir.
Te cuento mi última escapada con IA: «Dame hoteles con encanto que tengan SPA como máximo a una hora de Madrid». Después de algo de peloteo con ChatGPT cierro una escapada a algo más de una hora de viaje, pero por temas de ocupación y porque ya los conocíamos. Sitios excelentes: Relais & Châteaux, Paradores, etc. Además, me recomienda: «ya que vas por la zona, visita este pueblo…». Adelante. Me pregunta: «¿Quieres que te recomiende algún sitio para comer y cenar?». Por supuesto. «Cena (Dos opciones): Si quieres puedes comer en el hotel; tienen un menú degustación –cena romántica sin horarios ni desplazamientos- pero a media hora tienes…». Genial. ¿Me montas el horario de actividades?... «por supuesto», me contesta. Además, me recomienda qué comer en cada sitio y que compras hacer.
No exagero si digo que la experiencia fue impecable. Cero fricciones. Cero tiempo perdido. Y todo gracias a una herramienta que ya está al alcance de cualquiera. Lo primero que debemos entender es que la IA no es ciencia ficción ni un juguete para geeks. Es una herramienta práctica. Y aquí viene lo incómodo: mientras yo utilizo la IA como cliente, muchos empresarios baleares siguen gestionando su negocio a ojo, confiando en la intuición o en hojas de Excel que ya deberían estar en un museo.
La pregunta no es si la IA puede transformar el sector turístico. La pregunta es: ¿qué vas a hacer tú cuando tu cliente empiece a usarla antes que tú? Porque ese cliente ya no compara durante páginas interminables, ya no se conforma con recomendaciones genéricas. Ese cliente quiere hiperpersonalización, eficiencia y comodidad. Y la está obteniendo, te guste o no. En resumen: quien no integre la inteligencia artificial en su estrategia empresarial en Balears se quedará atrás. Porque la IA no viene a quitarnos el trabajo. Viene a quitarnos las excusas.