La nueva propuesta del Gobierno sobre las cuotas de los autónomos para el periodo 2026-2028 vuelve a situar al colectivo en el centro del debate económico. Aunque este sistema de cotización por ingresos reales pretende ser más justo, en la práctica muchos autónomos lo perciben como una nueva carga que se suma a la presión fiscal, que puede llegar hasta el 50%, la inflación y el encarecimiento de los costes de actividad e insularidad en el caso de Balears.
La sensación general es de agotamiento. Como ha declarado Lorenzo Amor, presidente de ATA, «nos están machacando a impuestos y cotizaciones». No se trata solo de una queja de la asociación de autónomos, más de la mitad de la recaudación procede ya del esfuerzo de los trabajadores por cuenta propia, que además asumen el riesgo empresarial, la inversión y la incertidumbre que otros modelos laborales no contemplan, como el trabajo por cuenta ajena o el funcionariado. Es una medida que desincentiva y penaliza a los autónomos que por las razones que sean, son más productivos.
Tras las críticas que han llegado desde diversos partidos políticos, asociaciones empresariales y autónomos, el Gobierno ha anunciado que congelará las cuotas de los que ganan menos de 1.166 euros al mes, una medida positiva, pero insuficiente.
La mayoría de los autónomos se sitúan en tramos intermedios, donde los incrementos pueden oscilar entre 2,5 y 15 euros mensuales. Más allá de la cifra, el problema es el mensaje que se lanza, se percibe una falta de empatía con un sector que sostiene buena parte del empleo y de la economía local.
La igualdad contributiva no puede construirse ignorando las diferencias estructurales entre un autónomo y un asalariado. Antes de subir cuotas, habría que garantizar un entorno más favorable que favorezca la conciliación, menos burocracia y una protección social real en situaciones de baja, cese o jubilación.
Los autónomos no piden privilegios, sino coherencia y estabilidad. Forman parte de quienes mantienen viva la economía cotidiana de este país, y lo mínimo que merecen es que el Estado los acompañe, no que los asfixie con nuevas cargas. También es verdad que esta propuesta parece difícil que vea la luz ahora que Junts ha roto relaciones con el Gobierno y dice que no va a apoyar más nuevas iniciativas.