Los juzgados de Vía Alemania de Palma vivirán hoy una jornada histórica con la declaración que la infanta Cristina de Borbón y Grecia realizará en calidad de imputada ante el juez instructor del 'caso Nóos', José Castro.
Por primera vez en la historia, una infanta de España se someterá a las preguntas que le formulen el magistrado, el fiscal anticorrupción Pedro Horrach y las partes personadas. Y lo hará sentada a escasos metros del retrato de su padre, el rey Juan Carlos.
La Infanta accederá al edificio judicial en medio de excepcionales medidas de seguridad y rodeada de un gran despliegue de los medios de comunicación.
A lo largo del interrogatorio, la esposa de Iñaki Urdangarin tendrá que defenderse de los indicios supuestamente delictivos que apuntan a ella, centrados en la posible comisión de un delito fiscal y otro de blanqueo de capitales, según estableció el magistrado en el auto en el que acordó citarla en calidad de querellada. Varias son los interrogantes que tendrá que despejar la Infanta y el principal de ellos es si tenía conocimiento de que la empresa Aizoon, de la que es titular del 50 por ciento de las acciones, desempeñaba el papel de 'pantalla' en los negocios supuestamente delictivos de su marido.
El juez Castro y una de las acusaciones populares ejercida por Manos Limpias, han expresado su convencimiento de que, efectivamente, la hija del Rey estaba al tanto de todo de lo que ocurría en Aizoon. Opinan lo contrario la Fiscalía Anticorrupción y varios de los abogados personados en la causa.
La Infanta ha preparado de forma metódica su defensa en el despacho barcelonés del bufete Roca Junyent con el objetivo de responder a las preguntas de manera clara y concisa con el objetivo de no dejar margen a las dudas. De ello dependerá su futuro procesal.
Si convence al titular del Juzgado de Instrucción 3 de Palma, es probable que quede al margen de toda sospecha. En caso contrario, su 'martirio' judicial continuaría ya en un fase posterior, a pesar de que es muy dudoso que pueda comparecer en un juicio solo con la aprobación de una acusación popular. El fiscal la considera ajena a todos las decisiones que tomó su marido en el Instituto Nóos y en el resto de la maraña de sociedades creadas a su alrededor.