El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de cinco años de prisión que le fue impuesta al exgerente de Baleares Innovación Telemática (Bitel) Damià Vidal por haber ideado y planificado una trama dirigida a apoderarse de ingentes cantidades de los fondos públicos de los que tenía poder cuando estaba al frente de la entidad, aprovechando para ello la falta total y absoluta de controles administrativos y financieros.
En concreto, el Alto Tribunal le considera autor responsable de los delitos de malversación de caudales públicos, fraude a la Administración y cohecho, si bien le ha retirado el de prevaricación por el que también fue condenado en primera instancia. La Fiscalía Anticorrupción solicitaba inicialmente 12 años de prisión para el exalto cargo del PP, quien deberá además abonar 565.961 euros en concepto de responsabilidad civil.
En su sentencia, la Sala de lo Penal ordena y ejecuta el ingreso en prisión de Vidal quien, según ha sido considerado probado, se benefició de incrementos de nómina injustificados y no autorizados, con una retribución anual de 45.000 euros más 2.500 euros como plus de dedicación exclusiva, con el objetivo de lucrarse "indebida y personalmente". "Entre las facultades del director gerente no estaban el autoaumentarse sus retribuciones, ni concederse anticipos ni préstamos", exponía la resolución de la Sección Segunda de la Audiencia.
Es más, Vidal efectuó en provecho propio cargos de compras y servicios particulares en la tarjeta de crédito de Bitel, gastos no autorizados que "nada tenían que ver con el fin por la que fue entregada la tarjeta", al tiempo que realizó transferencias bancarias no autorizadas e hizo suyos, mediante el ingreso en su cuenta corriente, 36.000 euros, a través de dos transferencias bancarias de la cuenta de la empresa pública.
Junto al exgerente, también fueron condenados a seis meses de cárcel los ingenieros informáticos Iván Guardia y Ramón de la Iglesia -exdirigente de Nuevas Generaciones (NNGG) del PP-, y al pago de una multa de 5.400 euros al exsecretario de la empresa pública Sebastián Romaguera. Mientras tanto, fue absuelto el exjefe financiero de la empresa, Miquel Simonet, para quien las acusaciones retiraron los cargos que le imputaban.
El Supremo confirma cómo el acusado, para dar cobertura a estas actuaciones irregulares, contabilizó falsos adelantos a varias revistas y adquirió la mercantil Hélix Infocom como sociedad 'tapadera' para desviar fondos y hacerlos propios, simulando los procedimientos de contratación.
Así, Vidal y Romaguera, con el ánimo de ocultar su participación en esta sociedad que se dedicaría con carácter exclusivo a contratar con Bitel, adquirieron el cien por cien de las participaciones, sin que el exgerente figurase en esta compra al poner como testaferro a Romaguera. Las formalidades de la contratación administrativa fueron sorteadas, según el tribunal, mediante la simulación de entrega de presupuestos distintos por Hélix, Iván Guardia y Auditoría Informática Balear, "aparentando ser empresas distintas cuando en realidad todas ellas o eran lo mismo o se concertaban para ello".
Así, se calcula que la suma de cantidades abonadas a Hélix no correspondientes a trabajos realizados o por servicios "absolutamente innecesarios" asciende a 197.372 euros.
De forma paralela, Vidal simuló procedimientos administrativos de contratación para beneficiar a determinados particulares y mercantiles y obtener así un beneficio propio cobrando comisiones por las adjudicaciones. Para conseguir sus fines, se concertó con los acusados De la Iglesia y Guardia al objeto de que éstos se hicieran con los contratos de Bitel, en este caso relativos a servicios de protección de datos, percibiendo a cambio comisiones de entre el 16,5 y el 22,5 por ciento.
La Sala no acredita el transtono bipolar
Por su parte, la Audiencia Provincial no entendía acreditado el presupuesto para apreciar la eximente por anomalía o alteración psíquica, después de que, durante el juicio celebrado por estos hechos, un psiquiatra achacase la actuación del exgerente a un trastorno bipolar y a un estado de hipomanía -caracterizado por una euforia constante-, si bien otro especialista atribuyó el comportamiento del acusado a su personalidad "obsesiva y narcisista".
El primero de los especialistas llegó a exponer en el juicio que a lo largo de los años en que fue gerente Vidal desarrolló una actividad mental frenética fruto de la cual "escribió libros, tradujo sentencias medievales del latín y creó un blog de filosofía que decía que era el mejor del mundo". Es más, Vidal llegó a decirle que "estaba arrepentido de lo sucedido" al frente de Bitel y que quería "crear un nuevo prototipo de submarino para restituir su imagen".
De forma paralela, la Sala rebate en su resolución los argumentos ofrecidos en torno a los hechos por la defensa de Vidal, en el sentido de que Bitel estaba sometida al derecho privado. De hecho, el TS recalca que las funciones de Bitel "tenían esa vocación de servicio a la Administración Autonómica Balear para la gestión transversal de todos sus servicios informáticos" y apunta a su finalidad social "predominante y caracterizadora".