El que fuera contable de Nóos, Marco Antonio Tejeiro, ha declarado este viernes en el juicio del caso Nóos que la empresa Aizoon, de la que eran copropietarios la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, tenía en nómina a empleados ficticios.
A preguntas del fiscal Anticorrupción Pedro Horrach, que durante la instrucción obtuvo la confesión de Tejeiro, el antiguo contable ha ratificado que cuando prestaba servicios de gestión para Aizoon se encargó de la tramitación de las altas y bajas en la seguridad social de personas que no prestaban servicios para la empresa de los entonces duques de Palma.
Además de empleados ficticios, algunos de ellos familiares de Urdangarin y de su secretaria, Julita Cuquerella, Aizoon tenía en nómina al personal doméstico de la vivienda de la Infanta y su esposo en el barrio barcelonés de Pedralbes e incluso a trabajadoras del hogar de la citada secretaria.
La incorporación de falsos empleados tenía como propósito que la empresa de los Urdangarin-Borbón obtuviera beneficios fiscales por el volumen de trabajadores que acumulaba, según sospecha Horrach y ha ratificado el arrepentido.
Deducciones fiscales
Llegaron a contratar, según el arrepentido, a madres de familia numerosa para conseguir deducciones fiscales extra y justificaron como «teletrabajo» la incorporación de personas que vivían fuera de Barcelona, donde Aizoon tenía su sede social en la residencia familiar de los duques.
El excontable de Nóos ya declaró este jueves que había entregado a Iñaki Urdangarin y a su socio Diego Torres dinero formalmente destinado a salarios de trabajadores de empresas del grupo que estaban dados de alta pero no prestaban ningún servicio ni cobraban esas nóminas.
«¿Era una forma de ennegrecer el dinero?», le preguntó el fiscal al acusado, que respondió «sí». Relató que emitía cheques al portador para el pago de las nóminas simuladas, extraía el dinero del banco y se lo entregaba en sobres a Torres, su cuñado y titular de la mayoría de esas empresas, y a su socio en el Instituto Nóos, Urdangarin.
De esta misma práctica se habría beneficiado, según Tejeiro, el marido de la infanta Cristina como titular de Aizoon, la empresa que compartía a medias con su esposa, que también tenía en nómina a falsos empleados.
Casa Real
Además, el excontable ha ratificado que la Casa Real instó a Urdangarin a abandonar los negocios «con todo el lío que había habido con Nóos», en relación a las actividades presuntamente irregulares que estaba desplegando el Instituto con las Administraciones públicas y que «habían ido saliendo en prensa».
Tal y como ha puesto de manifiesto a preguntas de Horrach, Tejeiro ha explicado que Torres fue quien le dijo que «un abogado de la Casa del Rey le comunicó al exduque que no podía ser». «¿Qué no podía ser?», le ha inquirido el fiscal, a lo que el acusado ha respondido: «no quería que estuviera vinculado a ello con todo el lío que había habido».
En cualquier caso, ha señalado que Urdangarin continuó vinculado a las actividades relacionadas con Nóos. A pesar de que «a la oficina no iba, sí había contactos» entre quienes antes habían sido exsocios.
Entramado empresarial
Además, según la declaración de Tejeiro, Urdangarin y Torres, en su condición de impulsores de la asociación sin ánimo de lucro Instituto Nóos, crearon un entramado empresarial para cargar facturas a esa entidad y repartirse todos los beneficios que obtenía.
«El Instituto Nóos era el que facturaba hacia fuera, el que recibía los ingresos», y las facturas que la entidad abonaba a las empresas de Torres y Urdangarin por servicios muchas veces inexistentes era «para sacar los beneficios para los socios de todo el conglomerado», ha declarado Tejeiro.
Horrach ha preguntado a Tejeiro por la facturación cruzada entre el Instituto Nóos, del que era contable, y empresas de los dos socios y principales acusados de la causa, en cuya gestión también participaba.
«Las cantidades son redondas» en las facturas cargadas al instituto, en las que prácticamente se equilibran los pagos que recibe Aizoon, la empresa de Urdangarin y la infanta Cristina, y los que percibe Torres a través de las empresas de las que es titular.
«Respondían a la distribución de beneficios que ellos se atribuían, no a lo que pusiera la factura en concreto», ha dicho sobre los conceptos recogidos en esas facturas, que, ha insistido, sólo eran el soporte formal del reparto al 50 % de los beneficios de la asociación sin ánimo de lucro.
El Instituto Nóos obtuvo encargos de las administraciones públicas de Baleares, Valencia y Madrid por los que consiguió unos ingresos aproximados de 6 millones de euros.