Desde hace varios días, la proliferación de claveleras y de vendedores ambulantes se ha disparado. Las mujeres, todas de etnia gitana, tenían de manera provisional una orden de alejamiento pero tras ser condenadas a penas irrisorias ya pueden circular libremente por el centro de Palma.
Quince claveleras que trabajaban habitualmente en el centro de Palma admitieron en diciembre de 2015 que formaban un grupo criminal y, por este delito, diez de ellas asumieron penas de tres meses de cárcel y otras cinco de medio año de prisión.
Las defensas de las quince acusadas y la Fiscalía alcanzaron un acuerdo que zanjó el juicio con condenas menores de cárcel. Eso sí, las acusadas admiten que durante todo el año 2012 formaron un grupo que se repartía de forma coordinada por Ciutat.
La Policía Nacional montó una operación a finales de 2012. Desde entonces tenían una orden judicial que les impedía acercarse al centro histórico de Ciutat. Esa medida cautelar quedó sin efecto al ser firme la sentencia, lo que implica que pueden regresar a la zona.