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Caso Nóos

El enrevesado vocabulario de Nóos entre juristas y expertos

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«Expertise», «impetrar», «benchmarking», «iguala», «cohonestar» «tracking sheet». El lenguaje jurídico y el particular diccionario de los expertos en consultoría han salpicado las catorce primeras jornadas del juicio del caso Nóos, arrugando la nariz de los periodistas que bregan porhacer inteligible lo que sucede en la sala de vistas.

Algunos de los abogados penalistas más prestigiosos del país fueron los que abrieron la veda de los vocablos altisonantes en la jornada inaugural del proceso, cuando sacaron toda su artillería para plantear las cuestiones previas al tribunal de la Audiencia de Palma que juzga el caso Nóos.

Sucedieron entonces cosas como que algunos letrados quisieron «impetrar» o «preterir» algo, a riesgo de «cohonestar» o dar apariencia razonable a pretensiones erróneas, o incluso de llegar a «pecar de incogrucción».

Superada la fase más puramente jurídica de la primera etapa del juicio, el tribunal dio la voz a los acusados.

Con Diego Torres llegó también a la tribuna un torrente de universidades, foros internacionales y escuelas de negocios desde Auckland a ESADE, Harvard, Babson y Wellesley, Davos o el G8.

El socio de Iñaki Urdangarin también fue el encargado de introducir la extensa y complicada terminología de los consultores, inescrutable para los legos, sobre todo si no saben inglés. Por lo visto requiere el dominio de conceptos como «focus group», «core management», «benchmarking» o los anillos en los que segregan a las personas según su nivel.

A la zaga se situó Iñaki Urdangarin, porque parece que los exsocios trabajan constantemente con «networking» y «newsletters» y consultan los «papers» de expertos académicos.

También las siglas han jugado un cierto papel en la ceremonia de la confusión con referencias por momentos inescrutables a EOC, BAF y BMT, el imprescindible TC1 para recibir el visto bueno a algunas facturas y a los miembros del CIO, que no COI, que han pululado en respuestas de uno y otro.

Las preguntas de los acusadores a Torres y Urdangarin han permitido desvelar que el «dinero B» apuntado en un postit resultó ser de «Barclays» y que la palabra clave «Kid» es el apelativo cariñoso con el que el exduque de Palma se dirige a su esposa.

Después de las largas sesiones de mañana y tarde, se va atenuando la capacidad de sorpresa, aunque todavía provoca cierto desconcierto oír referencias a lo declarado «en alguna anterior deposición», palabra esta última de muy mal gusto en su última entrada en el diccionario de la RAE.

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