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Operación en Palma contra el yihadismo

El detenido quería viajar a Siria o Irak y actuaba como reclutador

Mohammad Harrak, en el momento de abandonar su vivienda para ser conducido a la Jefatura de Policía. Arriba, un primer plano del yihadista. | Alejandro Sepúlveda

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Mohammad Harrak, el marroquí de 26 años detenido este martes en Palma por sus vínculos con el grupo terrorista Estado Islámico (DAESH) trabajaba en formar «un pequeño contingente junto al que desplazarse a Irak o Siria», estaba sometiéndose a duros entrenamientos físicos para ello y mostraba interés en completar su 'formación' uniéndose a alguna organización militar.

Era cocinero en un hotel de Santa Ponça, que este martes fue registrado. En su taquilla, los agentes de la Policía Nacional encontraron una balanza de precisión, exactamente igual que la que apareció en su piso de Son Gotleu. Los agentes creen que la utilizaba para pesar la cocaína que vendía.

También se dedicaba a arbitrar partidos de baloncesto. Era reservado, salía poco y se movía siempre en una motocicleta de gran cilindrada que «pilotaba como un loco», según fuentes policiales.

Los investigadores le seguían la pista desde hacía año y medio y en los últimos meses habían detectado que los contactos de Harrak iban a más. Se empezaba a relacionar con algunos jefes islamistas de Siria e Irak.

Reclutaba a menores

Según ha informado Interior, el detenido participaba en dos tipos de grupos. En el destinado a reclutar combatientes para DAESH, a sus integrantes aleccionaba y aconsejaba de cómo proceder para no ser detectados en su viaje por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Con el fin de que el desplazamiento del contingente reclutado no sufriera imprevistos, el detenido había establecido una red de contactos con miembros de DAESH, capaces de facilitarles el tránsito hacía los territorios dominados por la organización terrorista.

Pero además, el detenido actuaba también en un grupo de otro tipo: buscaba en las redes sociales perfiles que revelasen vulnerabilidad para ser captados como terroristas. Una vez seleccionados, el reclutador virtual los contaminaba con mensajes muy radicales, eliminando a aquellos que no eran receptivos a los mismos y centrándose tan solo los que respondían.

Una vez elegidos los perfiles más idóneos, ha explicado Interior, «pasaba a un tercer estadio en el que la investigación determinará si la finalidad era el concierto y la conspiración para realizar acciones terroristas».

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