Un motorista que circulaba a 232 kilómetros por hora en el tramo final de la autopista de Inca, a la altura de sa Pobla, ha sido imputado por la Guardia Civil por un delito contra la seguridad del tráfico.
Los hechos ocurrieron en la tarde del pasado martes, en un tramo recto de buena visibilidad. El tráfico a esas horas era escaso y un coche de la Unidad del Radar del Sector de Tráfico, que estaba parado en una cuña de la vía, vio pasar como una exhalación al motorista, en dirección a Pollença.
El radar cazó al piloto a 232 kilómetros por hora, una de las velocidades más altas detectadas en los últimos meses en Mallorca, en una recta cuyo máximo permitido por la Ley es de 120 kilómetros por hora.
En este tipo de dispositivos policiales, el radar está ubicado en un punto y varios kilómetros por delante se encuentra otra patrulla, preparada para interceptar al conductor infractor. Así pues, desde el coche se avisó de que el motorista se dirigía a la rotonda de Pollença y los agentes lo interceptaron allí.
El motorista, español de unos 30 años, fue informado del delito que había cometido, circulando casi al doble del máximo permitido, y se le comunicó que sería sometido a un juicio rápido, el día siguiente. El varón no intentó justificarse por la altísima velocidad a la que circulaba. Fuentes de la Comandancia explicaron que a esa velocidad una simple caída supone, casi con toda seguridad, la muerte del motorista: «Por no hablar del peligro para otros conductores».