Cinco variedades de tomate de «ramellet» se encuentran entre las 40 seleccionadas por la eficiencia de su cultivo en un proyecto europeo para reducir el impacto ambiental de la actividad agrícola.
El grupo de investigación en Biología de las Plantas en Condiciones Mediterráneas (PLANTMED), de la Universidad de las Islas Baleares y el Instituto de Investigación Agroambiental y de Economía del Agua (INAGEA), y Agroilla participan en el proyecto europeo «TOMRES», con dicho objetivo de mejorar el cultivo de tomate y reducir su impacto ambiental, ha informado la UIB en una nota.
El proyecto comenzó en 2017, cuando se evaluó el efecto que tiene el cultivo con la mitad de agua y nutrientes sobre 250 variedades de tomate de todo el mundo, en la finca agrícola experimental de Agroilla en Ariany.
Con los datos obtenidos se seleccionaron las cuarenta variedades con más resiliencia al estrés hídrico y de nutrientes.
La investigación continúa con esas 40 variedades, en busca del tomate con un sistema de cultivo más eficiente. Cinco variedades diferentes de tomate de «ramellet» están en ese «top 40», lo que demuestra la selección ancestral que se hizo en Baleares para adaptarlo a las difíciles condiciones de cultivo de siglos pasados.
El tomate es el segundo cultivo hortícola más producido en el mundo, sólo superado por la patata. En Europa, España es el cuarto productor, por detrás de Turquía, Egipto e Italia.
El estudio comenzó porque, dadas las predicciones de cambio climático en los próximos años, la sequía afectará de forma sensible al Mediterráneo, con una notable afectación sobre la producción agrícola, sobre todo hortícolas por su mayor demanda de agua.
El genoma del tomate fue completamente secuenciado en 2012 por un consorcio internacional de catorce países, entre ellos España, lo que ha permitido progresar en el estudio de este cultivo.
Hay todavía un gran desconocimiento sobre cuáles son los genes importantes que permiten adaptar los cultivos a condiciones más restrictivas de agua y nutrientes.
Por ello, el proyecto TOMRES estudia las variedades locales adaptadas a climas y condiciones adversos, con el fin de detectar esos genes para crear las nuevas variedades.
La detección de estos genes permitirá guiar igualmente la mejora de otros cultivos hortícolas. También se estudia la reducción del riego del tomate cultivado en invernadero para que mantenga las propiedades organolépticas del «ramellet» cultivado de forma tradicional, «a la seca», apreciadas por los consumidores, a la vez que se abaratan los costes de cultivo, tanto económicos como para el medio ambiente.
El siguiente paso en la investigación es evaluar el efecto del injerto sobre la eficiencia en el uso del agua y de los nutrientes en el tomate de «ramellet», y conocer cómo afecta el injerto a la producción, la calidad y la conservación postcosecha del fruto.
También se estudiarán los mecanismos de comunicación e interacción entre el pie y la variedad, y también son las bases biológicas que desencadenan los cambios en el funcionamiento de la variedad y en las propiedades del fruto producido por las tomateras injertadas.
En Agroilla, en Ariany, se evalúan dos variedades de tomate de «ramellet» y una de control, injertadas sobre dos pies comerciales frecuentemente utilizados, y se comparan con las mismas variedades no injertadas y también injertadas sobre sí mismas.
Todas estas combinaciones crecen en sacos de fibra de coco, y se cultivan en condiciones control, siguiendo las dosis de agua y nutrientes utilizadas para la producción profesional, y también en en condiciones de déficit hídrico y de nutrientes.
Aparte de evaluar las diferencias en producción, calibre, afectaciones por deficiencias, y calidad de fruto (azúcares, acidez, pH) se mide la pérdida de agua y fijación de CO2 al nivel de las hojas, así como su composición para determinar la capacidad de crecimiento, la eficiencia en el uso del agua y de nitrógeno.
También se estudiarán caracteres anatómicos de los tallos y la comunicación hormonal y genética entre el portainjerto y la variedad.
Los resultados se evaluarán en la próxima reunión del consorcio europeo TOMRES, de tres días de duración, que se celebrará en Mallorca.