Los bioquímicos mallorquines Pere Llinàs Arias y Margalida Rosselló Tortella, junto a Manel Esteller, investigador Icrea y director del Institut Josep Carreras, acaban de publicar un descubrimiento que podría ser fundamental para el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer. La publicación Journal of Clinical Cancer Investigation Insight recoge en su último número este estudio que revela, tras años de investigación, que una de las perturbaciones que sufren las células tumorales en determinados tipos de cáncer también pueden ser un punto débil. Este puede ser utilizado para beneficio final del paciente.
Pere Llinàs Arias y Margalida Rosselló Tortella, titulados en la Universitat de les Illes Balears (UIB), explican que este proyecto arrancó en diciembre del año 2015, de la mano de la investigadora Paula López. Pere Llinàs Arias se unió en abril de 2016 y tiempo después, en enero de 2017, Margalida Rosselló Tortella. El investigador principal es Manel Esteller, quien posee una amplia trayectoria en la investigación de la epigenética en el cáncer, que se dedica a estudiar cómo estas alteraciones cambian las células normales a tumorales.
«Las células tumorales pasan a alimentarse de una forma diferente que las sanas. Toman más recursos y lo utilizan de una forma diferente», explican estos bioquímicos, quienes han descubierto que en tumores de cabeza, cuello, cérvix y esófago esa alteración epigenética facilita o contribuye a esta adaptación de la célula tumoral; es decir, que dicha célula deje de comportase con normalidad y pueda coger recursos de manera tan agresiva.
Lo más interesante de este estudio, realizado principalmente en el Institut d'Investigació Biomédica de Bellvitge (Idibell), es que un fármaco, que ya produce la farmacéutica Bayer, ataca precisamente a esta capacidad que tienen las células tumorales para captar esos recursos de forma agresiva. Las pruebas se han realizado con éxito in vitro y en ratones, avanzan.
¿En qué se traduce la investigación? A falta de ensayos clínicos en pacientes, estos investigadores han visto «que la presencia o no de esta alteración epigenética puede determinar con carácter previo si el tratamiento le va a funcionar» de manera particular a cada paciente.
En el artículo, publicado por la citada revista científica, han participado un total de 21 autores, ya que se han realizado colaboraciones con otros centros de Barcelona y Tarragona, e investigadores de otros centros.
Llinàs y Rosselló explican que ahora son necesarios ensayos clínicos con pacientes para descartar entre otras cuestiones que no hay problemas de toxicidad ni alternaciones y ver si tiene los mismos efectos. «El fármaco ya se produce, ahora hay que ver si alguien está interesado en probarlo en pacientes». Los investigadores mallorquines explican que un estudio «siempre abre más puertas de las que cierra y ahora están probando la relación de dicho fármaco con otros y también si esa alteración también se produce en tumores hematológicos, como linfomas o leucemias.