El próximo viernes 28 de junio empiezan de forma oficial las rebajas de verano. Se trata de un nuevo adelanto en el calendario para esta cita comercial que, en las Islas, solo contenta a las grandes superficies, aunque todos los establecimientos colgarán el cartel de rebajas el mismo día. Este adelanto es posible gracias a la liberalización aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012 y que desde entonces provoca las críticas del comercio de proximidad.
Esta liberalización permite escoger a los comerciantes cuáles son las fechas en las que más les conviene unirse a las rebajas, además de eliminar los límites sobre el número de periodos en los que se pueden hacer campañas de descuentos. De ahí, que si bien el día oficial de inicio de rebajas es el 28 de junio, muchos establecimientos ya aplican descuentos desde hace más de una semana. Además, muchas marcas realizan campañas denominadas Mid Season Sale, que se traduce como rebajas a mitad de temporada, y en ocasiones solo se aplican on line. También las rebajas se adelantan en las compras virtuales. Y es que internet se ha convertido en un potente competidor tanto para grandes superficies como para comercios locales.
Así lo reconocieron desde El Corte Inglés, que indicaron que el adelanto de las rebajas de verano es una decisión estatal con el objetivo de incentivar las ventas durante el fin de semana y aprovechar así la llegada del buen tiempo. Esperan una buena campaña de ventas, especialmente en la sección de moda y complementos, con descuentos de entre el 40 y el 50 % en la mayoría de artículos a partir del primer día.
Sin sentido
Por su parte, el presidente de Afedeco, Antoni Gayà, consideró una «aberración» el nuevo adelanto de las rebajas. Explicó que el buen tiempo acaba de llegar y que los mallorquines «ya no compran a la espera de los descuentos» por lo que las rebajas «han perdido su sentido». «Antes servían para acabar con el stock, pero ahora los comerciantes aún tienen todo el género», indicó. Además, detalló que el ritmo de la Isla en verano es diferente al de la Península ya que «los turistas compran aunque no haya ofertas».