El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha declarado de emergencia las obras para reparar los daños en la costa causados por la borrasca 'Gloria', valoradas en 19,5 millones en toda España, de los que 4,4 millones serán para Balears.
La borrasca 'Gloria' provocó inundaciones severas y diversos daños en la costa en general y, en particular, en varios puntos del Dominio Público Marítimo-Terrestre en los que el ministerio considera preciso «intervenir sin demora», ha informado en un comunicado.
En la resolución acordada, se declaran de emergencia las obras para reparar los daños en la costa causados por la borrasca Gloria, acaecida entre el 19 y el 24 de enero de 2020 y cuya especial intensidad, con vientos fuertes y elevadas precipitaciones, provocó inundaciones severas y diversos daños en la costa.
La reparación de estos daños ha sido valorada en 19,5 millones de euros, de los que 4,4 millones se destinarán a Baleares, 5,75 millones a Cataluña y 8,1 millones a la Comunidad Valenciana.
En el caso de Baleares, el ministerio detalla que el temporal provocó desperfectos en los municipios del litoral, cuya reparación puede asumir la Dirección General de la Costa y el Mar y que consisten en el arreglo de pasarelas rotas, acordonamientos, cartelería, captadores, así como demolición y limpieza de numerosas estructuras rotas por el temporal que suponen un grave peligro.
Los daños afectan a los términos municipales de Campos, Ses Salines, Santanyí, Felanitx, Manacor, Sant Llorenç des Cardassar, Son Servera, Capdepera, Artà, Santa Margalida, Muro, Alcúdia, Pollensa, Escorca, Soller, Deià, Valdemossa, Banyalbufar y Estellencs, en Mallorca.
En Menorca están afectados Maó, Es Mercadal, Ferreries, Ciutadella, Es Migjorn Gran, Alaior, Sant Lluis y Es Castell; y en Eivissa son Santa Eulalia des Riu, Sant Joan de Labritja, San Antoni de Portmany y San Josep de Sa Talaia.
El ministerio señala en la nota que las costas son sistemas naturales muy sensibles a los efectos del cambio climático que se presentan en forma de aumento en la frecuencia e intensidad de temporales costeros, de inundación permanente por la subida del nivel del mar, de erosión costera y de pérdida de ecosistemas emblemáticos por el calentamiento del mar.
Califica las playas como «la mejor protección del territorio frente a los efectos del cambio climático» y recalca que para ello «deben tener las características y fortaleza necesaria, de ahí la urgente necesidad de trabajar a favor de su resiliencia».
El ministerio advierte de que, en España, temporales cada vez más habituales y destructivos han dado lugar a inversiones extraordinarias en forma de obras de emergencia cada vez mayores en los últimos años, un tipo de acción reactiva que «no consigue soluciones duraderas en el tiempo», ya que la práctica totalidad de esas «reconstrucciones» requieren casi de inmediato una nueva reconstrucción.
«Es necesaria una política de costas que, empezando por la propia reconsideración del régimen jurídico del Dominio Público Marítimo-Terrestre, prime la planificación frente a la improvisación y en la que el concepto de 'gestión integrada de las zonas costeras» y el estudio conjunto de los dos componentes del litoral -la tierra y el mar- tengan un papel preponderante», concluye la nota.