Más rastreadoras (la semana pasada sobrepasaron las 200) y cribados masivos en el entorno en el que se localizan los nuevos casos, o brotes, con un objetivo: romper la cadena de transmisión del virus. La estrategia pasa por realizar una búsqueda activa de casos para que no avancen. Salut quiere evitar que el aumento de contagios detectados termine convirtiéndose en una transmisión comunitaria y para ello, «intentamos ampliar el estudio lo más que podemos porque tenemos esa capacidad», aseguró el portavoz de enfermedades infecciosas Javier Arranz.
Baleares notificó este miércoles 84 enfermos nuevos de COVID-19 y ya son 520 los contagios activos en la comunidad. Con estas cifras, «podríamos estar peor que durante el confinamiento pero no es así, el 90 % de los casos están en su casa, no ingresados en el hospital», precisó Arranz.
«La detección precoz permite que no avancen los síntomas que es cuando más se transmite la enfermedad», añadió la consellera de Salut, Patricia Gómez. «Hay más casos pero la mayoría no presentan síntomas o los tienen leves», dijo. «Es una prioridad ampliar la detección con PCR, ahora se hacen más que los días en que hubo una mayor incidencia de casos graves».
Repercusión
Muchos de los brotes, o simplemente de los casos positivos, están perfectamente localizados por las repercusiones que implican en el entorno en el que se producen.
La residencia de la Bonanova, por ejemplo, tuvo que vetar las entradas y salidas del recinto el martes por la tarde al confirmar un caso entre los usuarios. Si bien se llevaron al afectado al hospital Sant Joan de Déu a pesar de ser asintomático, la detección ha obligado a realizar un nuevo cribado a todos los mayores y este jeuves continuarán los trabajadores del centro, 330 en total. La situación es similar en la residencia Seniors de Inca, con un único caso positivo que, al situarse en un entorno vulnerable es suficiente para considerarse un brote.
Por otra parte, este miércoles se notificó también el cierre temporal de la escoleta pública de Palmanova, tras confirmarse un contagio en uno de sus alumnos. El Ajuntament de Calvià aseguró que fue informado del caso el mismo día en que se detectó, y activaron el protocolo previsto que pasa por el cierre temporal de las instalaciones y su desinfección.
También este miércoles cerró la escuela de verano de Lloret que se venía realizando en el polideportivo municipal de Sa Comuna por un positivo en COVID-19 entre el personal. Durante la mañana, el centro de salud comenzó a citar a las diferentes familias de los niños para realizarles la prueba de diagnóstico PCR.
El alcalde de Lloret, Antoni Bennasar, especificó que no se cerrará todo el polideportivo, «puesto que tenemos todas las medidas de seguridad, cada día se desinfecta el recinto e incluso una persona limpia los aseos tras cada uso», dijo. «Lo que sí hemos suspendido son las actividades culturales que iban dirigidas al público infantil, porque es el más susceptible de poder haber sufrido un contagio».
El doctor Javier Arranz especificó que en estos centros ya se intenta trabajar en grupos estanco de forma que si se produce un contagio se pueda «reducir el impacto». Es otra manera de tener controlada la propagación.
El hecho de anticiparse a situaciones adversas pretende evitar los cribados poblacionales, una decisión que se ha tomado para toda la ciudad catalana de Terrassa, por ejemplo. En Baleares «no nos lo hemos planteado porque pensamos que los pasos dados no nos llevarán ahí, pero tampoco se sabe», advirtió Arranz.
El experto calculó que en la última semana se habrán activado una quincena más de brotes en la comunidad (una información que se actualizará este jueves). Lo cierto es que el equipo de rastreo que la semana pasada seguía unas 600 personas, este miércoles ya vigilaban a 2.200. «Estamos en una fase muy curiosa porque la detección es básica para evitar el descontrol pero curiosamente hace que los casos aumenten. Como lo hacemos muy bien tenemos más que en otros lugares que no son tan exhaustivos», dijo.