El jefe de Virología del hospital Son Espases, Jordi Reina, es un claro defensor de las vacunas, en especial la de la gripe, sobre la que asegura que este año es más necesaria que nunca.
¿Por qué es especialmente importante vacunarse de la gripe esta temporada?
—Por tres razones. La primera porque va dirigida a proteger de una enfermedad que, si bien suele ser leve, cuando afecta a personas de riesgo tiene una mortalidad no despreciable. En España, cada temporada, mueren entre 5 y 10.000 personas de gripe o por complicaciones de la gripe. En segundo lugar, porque la composición de la vacuna ha cambiado este año, de los cuatro antígenos, tres son nuevos. Está adaptada a esta temporada y son cepas diferentes a las de la anterior. Además, este año tenemos una vacuna de alta carga con cuatro veces más microgramos de cada antígeno que se utilizará para mayores de residencias. Por último, se ha visto que las poblaciones bien vacunadas de la gripe tienen una incidencia más baja de coronavirus; parece que puede proteger al menos parcialmente de las infecciones producidas por el SARS-CoV-2.
¿Cómo ha evolucionado la gripe en el hemisferio sur?
—Allí, el coronavirus ha ganado en la convivencia. Ha sido la temporada en la que menos casos de gripe ha habido en el sur, veinte veces menos. Probablemente, las medidas de prevención han ayudado y da la sensación de que el coronavirus tiene más capacidad de infectar al humano.
¿Cuánto dura el efecto de la vacuna de la gripe?
—Para que tenga efecto deben pasar 15 días para que el cuerpo genere anticuerpos y su duración óptima es de tres o cuatro meses. Por eso se intentaba vacunar en noviembre, porque en Baleares la gripe entra un mes más tarde que en la Península. El Ministerio este año ha decidido que todas las comunidades empiecen el mismo día para tener tiempo de vacunar a todo el mundo.
No le gusta que hayan avanzado la campaña.
—A mí no, pero no soy el único [lee un documento interno que tiene en las manos]. Avanzar la vacuna podría disminuir la protección a la hora de la máxima actividad gripal que habitualmente en Baleares sucede a mediados o finales de enero y que, con las medidas de protección, podría retrasarse todavía más.
¿Cree que los niños deberían vacunarse?
—Sí, a partir de dos años. Mientras con la COVID-19 los niños no tienen un papel importante de difusores de la infección, con la gripe sabemos que son los responsables de la introducción y mantenimiento de la gripe en la familia y en la comunidad. Hace tiempo que los pediatras piden vacunar a todos los niños, no sólo a los que tienen factores de riesgo, pero el Ministerio dice que no hay vacunas suficientes.
¿Se sabe algo de la vacuna contra la COVID-19?
—Yo creo que se quiere dar esperanza; la idea es decirle a la gente que esto se terminará rápido, pero son las fechas políticas que no sirven con una vacuna que se rige por los laboratorios y los ensayos. Éstos han intentado ir más rápido, entre ocho y diez meses, pero no veremos los resultados hasta finales de enero. Además necesitaremos más de una vacuna, de la gripe hay cuatro o cinco diferentes, porque ninguna tiene la misma eficacia en todos los grupos de población. Y después está el proceso de producción y distribución, siendo optimista, antes del verano no tendremos para vacunar a una forma importante de la población. No creo que los Reyes Magos nos la traigan, aunque estará en mi carta.
Hay mucha gente que ya es reticente a ponérsela.
—Serán los mismos que no se ponen la de la gripe... Si se autoriza su salida al mercado es porque ha pasado los estándares de calidad, seguridad y eficacia y ponérsela es seguro. Las vacunas son productos biológicos que se ponen a personas sanas.