Balears es la comunidad del Estado que peor retribuye a su presidente autonómico, según publicó la revista Forbes en un artículo reciente. Ciertamente, el sueldo anual que en la actualidad percibe Francina Armengol es similar al que ingresan los presidentes de Andalucía (Juan Manuel Moreno) o Adrián Barbón (Asturias), pero el asignado al máximo mandatario de las Illes Balears es aun ligeramente inferior: poco menos de 70.000 euros. Dividida en catorce pagas (una al mes más las dos pagas extra), arroja una cifra de 4.934 euros brutos.
El presidente mejor retribuido es el de Catalunya, que por solo 10.000 euros anuales no dobla el sueldo de la presidenta de Balears. Le siguen el del presidente de Euskadi, con 106.778 euros, y el de la presidenta de Comunidad de Madrid, cuya retribución es de más de 103.000 euros.
Las figuras del presidente de Aragón (cuya población solo supera en 150.000 almas a Balears), La Rioja (con solo 313.000 habitantes), Galicia, País Valenciano, Castilla-la-Mancha o Extremadura (otra región con menos población que Balears) perciben entre 80.000 y 90.000 euros al año.
Por su parte, los presidentes de Canarias, Cantabria, Murcia, Navarra, Castilla y León son retribuidos con en torno a 75.000 euros. En último lugar, los mencionados presidentes de Asturias, Andalucía y Balears.
Presupuesto
El politólogo Llorenç Soler, del colectivo Passes Perdudes, recuerda que la retribución del presidente de cada comunidad autónoma (y del resto del organigrama gubernamental) dependen de los presupuestos autonómicos; es decir, de la propia voluntad política del parlamento de cada región o nacionalidad. No ocurre lo mismo –añade Soler– con los alcaldes, cuya retribución está sujeta a una ley estatal que establece un máximo en función de la población del municipio.
Es cierto que el sueldo del presidente de Galicia –una comunidad gobernada por el PP, un partido de ideología centralista pese al regionalismo de Nuñez Feijóo– no está en lo más alto, pero sí el de las otras «comunidades históricas», Catalunya y el País Vasco. Ello tendría que ver con la voluntad política de estas nacionalidades de proteger o dotar de mayor relevancia política a sus respectivos presidentes, que más allá del color político o la persona –que al fin y al cabo son factores transitorios– constituyen una figura institucional fundamental de su poder territorial. Desde este punto de vista, hay que recordar que Balears está entre los últimos territorios que solicitaron constituirse en autonomía tras la Transición.
Asimismo, hay que recordar que hay cargos del Govern –como algunos directivos del IB-Salut– que reciben una retribución superior a la de la presidenta del Ejecutivo.