Los restauradores de Mallorca se están sumando a la práctica de cobrar a aquellos comensales que no acuden al local pese a tener una reserva. Así lo ha confirmado el presidente de Mallorca CAEB Restauración, Alfonso Robledo. Aunque no ha podido precisar la cifra exacta, sí ha reconocido que cada vez son más los negocios que lo están aplicando, con la finalidad de evitar las «importantes pérdidas económicas» que les generan los plantes de algunos clientes.
En este sentido, Robledo ha señalado que aproximadamente un 10 % de las personas que realizan una reserva no se presentan. Esto hace que los empresarios del sector de la restauración se queden prácticamente sin margen de maniobra para poder llenar esas plazas que han quedado vacantes. Esto les genera mermas significativas en sus cuentas de resultados, ya que han comprado los productos necesarios para dar respuesta a la demanda; y en la mayoría de los casos se trata de alimentos perecederos, que no se pueden congelar porque los clientes los reclaman frescos.
Los restauradores de la Isla hace tiempo que vienen denunciando esta situación. Por citar un ejemplo, desde el restaurante Can Eduardo, de Palma, han expuesto varias veces en sus redes sociales cómo les han dejado tirados reservas con un número importante de comensales, a los que han llamado al ver que no se presentaban y no les han respondido.
El presidente de Mallorca CAEB Restauración ha insistido en que no tienen ningún afán recaudatorio. «Lo que queremos es que nuestros clientes vengan a comer a nuestros restaurantes, pero ante el elevado número de plantes no nos queda más remedio que penalizar a aquellos que no acuden sin previo aviso». Para ello, en el momento de realizar la reserva se pide una tarjeta de crédito, en la que se suele cargar un 10 %, aproximadamente, por comensal en el caso de que no se acuda al restaurante sin haber realizado una cancelación.
Robledo ha explicado que esto se lleva haciendo desde hace muchos años, pero al ser muy costoso no estaba al alcance de todos los empresarios. Sin embargo, ahora se está generalizando bastante su uso, por lo que se están reduciendo los costes. Además, la CAEB está trabajando para que sus asociados puedan disponer de sistemas a precios más económicos.
Si se cancela, no se cobra
Robledo ha puntualizado que los restaurantes suelen dar un plazo para cancelar la reserva, en algunos casos se trata de algunos días y en otros de unas horas antes en la misma jornada de la reserva. En esto casos, no se cobra la citada penalización, sólo se aplica cuando se da plantón. «Al hacer una reserva y dar una tarjeta se está asumiendo una responsabilidad», ha argumentado.
Estos días ha sido noticia un restaurante de San Sebastián que cobró 510 euros a unos clientes que no cancelaron la reserva, ni acudieron a la cita, y tampoco la pospusieron. El local contaba con un cláusula de cancelación y ese fue el cargo que se realizó a los clientes aunque estos no estuvieran de acuerdo. «El cliente atrasó la reserva que tenía en el hotel, pero no la que tenía en el restaurante», explicó Xabier de la Maza, director del restaurante Amelia, en distintos medios de comunicación. Desde el local justificaron que no cancelar una reserva les supone perdidas: «Tenemos pescados, mariscos o verduras que, si no se preparan para el comensal, no se reutilizan y nos supone perdidas».