Centenares de somalíes han llegado en el último año a España con pasaporte de Kenia. Este fenómeno ya es conocido por las autoridades estatales que buscan una solución de forma urgente. Mallorca recibió en noviembre de 2023 a un grupo de ocho jóvenes procedentes de Somalia que llevaban un mes esperando asilo en Madrid-Barajas. Desde entonces, forman parte del programa de primera acogida de Creu Roja. Según la entidad, se trata del primer caso que llega a Palma con pasaporte keniano, y los primeros somalíes que se recuerdan «en, al menos, los últimos ocho años».
Khalid Hassan, de 20 años, es uno de los ocho jóvenes. Hace pocos días le concedieron la protección subsidiaria y a partir de ahora podrá estudiar y trabajar en la Isla. «Quiero ser cocinero», señala. Kenia otorga pasaportes legalizados a esta población. Por eso Khalid, y otros, pudieron viajar hasta Madrid, y una vez allí pedir asilo. Sin embargo, la libertad tiene un precio para todos si no quieren huir de forma irregular y en rutas peligrosas, como es la salida en patera. «Pagué 900 dólares por el pasaporte», recuerda Khalid, que abandonó su casa debido a que su vida corría peligro por el grupo yihadista Al Shabab. El país está inmerso en un estado fallido donde no hay registro de nacimiento de su población desde 1991 –en ese año comenzó la guerra civil somalí y que hasta la fecha ha provocado el desplazamiento de más de un millón y medio de personas–.
El joven vivía en la ciudad Beled Hawo, que colinda con la frontera con el país keniano. «Salir es complicado porque te puede pillar la policía. En una hora pude cruzar. Una vez en Kenia, me desplacé hasta la capital, Nairobi. Allí me quedé un año». Khalid recuerda ese periodo con terror. En Nairobi pasó hambre y sin papeles, no podía trabajar. Pasó un tiempo en un campo de refugiados. Khalid proviene de una familia compuesta por siete hermanos. Su padre regentaba una pequeña tienda de alimentos, pero el grupo terrorista le asesinó hace seis años. «El terrorismo es el principal problema de Somalia», asegura el joven. No pudo acabar sus estudios y su familia tuvo que cerrar el negocio, después de que a los pocos meses «los terroristas me amenazaran». Ha visto morir a gente en la calle. Dice que era casi a diario. «En mi país, si tienes suerte, vives», apunta.
Khalid Hassan llegó el 12 de octubre al aeropuerto Madrid-Barajas, donde se vive una situación límite por el caos de solicitantes de asilo desde hace varios meses. En su caso, el joven no recuerda ningún hacinamiento, como hay hoy, y solo tuvo que esperar cuatro horas. Luego, fue trasladado a un hotel hasta que el Ministerio de Interior le desplazó a Palma con los otros siete.
Balears es una de las comunidades que ha destacado por ser una «tierra de acogida». Las entidades con programas humanitarios han comunicado se muestran disponibles al Ministerio de Interior para acoger a solicitantes de asilo. De momento, Creu Roja dispone de plazas disponibles por si fueran necesarios. Pero de momento, no hay constancia de más llegadas procedentes del aeropuerto Madrid-Barajas que vive un caos de peticiones.