La disfunción eréctil es una patología que afecta a los varones y el riesgo de padecerla se incrementa con la edad. Sin embargo, José Manuel Valverde, médico de familia y sexólogo de Palma, asegura que si se toman una seria de medidas se puede prevenir. «Si bien la mayoría de los hombres experimentarán episodios de disfunción eréctil ocasionalmente, las siguientes recomendaciones permiten reducir la probabilidad de su aparición», señala. En concreto, propone limitar o evitar el consumo de alcohol y drogas, dejar de fumar, hacer ejercicio con regularidad, reducir el estrés, dormir lo suficiente y tratar los aspectos psicológicos, si fuera preciso.
Valverde añade que también hay otros fármacos para tratar disfunción eréctil. Uno de ellos es el Alprostadilo (Caverject). «Es inyectable en el interior del pene, dilata los vasos sanguíneos y produce una erección en 5-20 minutos, que se prolonga alrededor de una hora». Sin embargo, avisa que «estos fármacos producen efectos secundarios no deseados, entre ellos una erección persistente -lo que se denomina priapismo-, cicatrices y endurecimiento en la zona de la inyección. Además, es un tratamiento costoso».
Tratamientos no farmacológicos
El sexólogo informa que también hay tratamientos no farmacológicos para evitar la disfunción eréctil. «Los instrumentos neumáticos de vacío que producen aspiración causan la erección a través de la creación de un vacío parcial que atrae sangre hacia el pene, aumentándolo de tamaño y longitud. Una variante del instrumento neumático de vacío implica el empleo de una lámina de goma semirrígida que se coloca sobre el pene y se deja allí tras la obtención de la erección y durante la relación sexual».
Otra opción, mas compleja y por tanto un último recurso, es la cirugía. Valverde explica que esta suele tener tres objetivos: «implantar un instrumento que produzca la erección del pene (una prótesis), reconstruir arterias para aumentar el flujo de sangre hacia el pene y hacer una ligadura de las venas para impedir el flujo de sangre desde los tejidos peneanos hacia el organismo».
En este sentido, detalla que «los implantes maleables normalmente consisten en un par de bastones de silicona o poliuretano que se insertan quirúrgicamente en el interior de los cuerpos cavernosos. El usuario ajusta manualmente la posición del pene y al mismo tiempo, la de los cilindros. Los implantes hinchables consisten en un par de cilindros, que se insertan quirúrgicamente en el interior del pene y que pueden hincharse mediante un líquido presurizado. Unos tubos conectan los cilindros al depósito de líquido y a una bomba que también se implantan quirúrgicamente. El paciente hincha los cilindros presionando una pequeña bomba, localizada bajo la piel del escroto».