Raúl Burillo Pacheco, implacable funcionario de Hacienda que ha sido clave en el 'caso Koldo', tiene una larga vinculación con Baleares. De hecho, entre los años 2004 y 2010 fue el delegado de la Agencia Tributaria en las Islas, precisamente en la época en la que estalló el 'caso Nóos' y otros sonados asuntos de corrupción.
Casado y con dos hijos, siempre tuvo fama de ser un investigador tenaz y su relevo al frente del fisco en Balears no estuvo exento de polémica, ya que se interpretó como un cese. El 'súper inspector', como era conocido en Mallorca, también hizo sus pinitos en política, primero en el partido X y después en el ZEC de Zaragoza, ambos de izquierdas.
En 2015 este periódico desveló que Raúl Burillo siguió empadronado con su familia en la vivienda oficial del delegado de Hacienda de la calle Font y Monteros, de Palma, hasta abril de 2012, veinte meses después de su destitución.
Burillo recibió orden de traslado a Zaragoza en 2010, pero su mujer -también funcionaria- y sus dos hijos siguieron residiendo en Mallorca, «pero no en la Delegación, sino en una casa de alquiler de la calle Sant Miquel». Preguntado por qué no hizo el cambio de domicilio, respondió que «por problemas burocráticos» y porque se hubiera podido considerar «abandono del hogar».