La confluencia de dos factores relevantes parecen estar detrás del asombroso incremento en las peticiones de testamentos vitales o como también se les llama: documento de voluntades anticipadas. Por un lado la pandemia y por el otro la aprobación de la Ley de la Eutanasia han visibilizado la importancia de morir bien o al menos, si se da el caso, lo más parecido a como uno desearía.
Y así lo reflejan los números: el año pasado hubo 2.326 solicitudes nuevas, la cifra más alta desde que en 2006 se puso en marcha este registro de voluntades anticipadas. Se trata de un 82 % más que las 1.278, casi el doble. En estos momentos, en Baleares hay 12.383 personas con este documento aunque desde hace 18 años lo han solicitado 15.490, lo que significaría que el gran grueso habría fallecido, pues en este tiempo sólo se han producido 36 revocaciones.
Para quien no conozca bien este documento, el testamento vital sirve para dejar constancia por escrito de los cuidados y el tratamiento que desea recibir el interesado en caso de tener una enfermedad terminal o un accidente y que no pueda expresar por sí mismo su voluntad. «Es un documento médico legal en el que se expresan los objetivos vitales, los valores personales, si se quiere recibir un determinado tratamiento o, en su momento, una terapia experimental... El destino de tus órganos, o el destino de tu cuerpo», describe Vicenç Juan, director general de Recerca en Salut, Formació i Acreditació de la Conselleria. El único requisito para formalizar un documento de últimas voluntades es tener más de 16 años.
De hecho, el año pasado lo hicieron tres personas menores de edad; aunque el gran grueso se sitúa entre los mayores de 65 que supusieron 7.749 solicitudes. Tampoco sorprenderá a nadie que el perfil de las solicitantes sea en su gran mayoría femenino. El 63,2 % de las peticiones del año pasado, las hicieron las mujeres, quienes acostumbran a ejercer el rol de cuidadora.
¿Cómo solicitarlo?
Quien quiera reflejar en un documento si en caso de no poder decidir y lo necesita quiere que le hagan una reanimación, o qué música desea que suene en su funeral, tiene ahora mismo tres vías para hacerlo. Por un lado dirigiéndose a la oficina administrativa de la Conselleria de Salut, ubicada en el carrer Calçat. Durante esta legislatura se prevé, de todas maneras, que pueda hacerse el trámite en los centros de salud donde ya informan a las personas interesadas. Además, es donde debe acudirse en los casos de Menorca y Eivissa.
Por otra parte, también puede quedar registrado ante notario, sólo que en estos casos tiene un coste, el que solicite el profesional que será quien enviará el documento al Registro de Voluntades Anticipadas para que sea registrado. Por último, si lo quiere hacer uno mismo y después registrarlo puede utilizar la opción de los tres testigos que tienen que firmar el documento declarando que tiene plena capacidad de obrar y que no ha sido coaccionado. En este caso posteriormente se puede llevar a cualquier oficina de registro.
¿Y qué pasa con esta solicitud? «Queda insertada en la historia clínica del paciente y se envía también al registro central de instrucciones previas, que está en Madrid, para que se pueda consultar desde cualquier comunidad», explica Vicenç Juan. «Es recomendable que todo el mundo lo tenga porque evita problemas a nivel familiar», añade.
Es pertinente aclarar también que este documento no se abre hasta que se dé la circunstancia que lo hace necesario, es decir, que la persona no pueda expresarse respecto a su salud y su cuerpo. «En este caso, el médico o la enfermera harían la consulta, aunque en la mayoría de los casos no se llegue a usar», indica.