La Xylella fastidiosa, la bacteria causante de enfermedades mortales que ya han causado la muerte de millones de plantas al obstruir sus conductos y tejidos vegetales, como los olivos y viñas, es una de las beneficiarias del cambio climático, según una investigación. Personal investigador del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat de les Illes Balears (UIB), han estudiado mediante una nueva técnica la propagación de esta bacteria durante las últimas dos décadas.
De esta manera, los investigadores han tratado de conocer cómo será el futuro de esta bacteria en los diferentes escenarios que plantea el calentamiento global. En España, Baleares se ve particularmente afectada por esta bacteria, con más del 80 % de los almendros infectados. Los cultivos de viñedos también están afectados y, recientemente, se ha confirmado la presencia del subtipo de la bacteria que ha causado grandes daños a olivos en Italia.
Estos hallazgos, recientemente publicados en un estudio en la revista científica Scientific Reports, describen cómo un aumento de más de tres grados en la temperatura media del planeta sería un «punto de inflexión en el riesgo» de que la bacteria, que afecta a olivos, almendros y viñedos de los países mediterráneos, se expanda más al norte en Europa. En detalle, la enfermedad de Pierce (EP) es una enfermedad transmitida por vectores causada por la Xylella fastidiosa que aún no ha afectado gravemente a los viñedos de Europa continental, el mayor productor mundial de vino de calidad, si bien los investigadores han advertido sobre cómo el cambio climático puede alterar esta situación.
En este estudio, el equipo investigador incluye las últimas proyecciones regionales de cambio climático para evaluar el riesgo de epidemias de esta enfermedad en Europa según diferentes niveles de calentamiento global.
Los investigadores se refieren a un aumento significativo del riesgo en las principales regiones productoras de vino de Francia, Italia y Portugal, además de un punto de inflexión crítico para la posible propagación de esta enfermedad más allá del Mediterráneo. Este modelo identifica tendencias decrecientes del riesgo en España, así como patrones contrastantes en todo el continente con diferentes velocidades de cambio de riesgo y tasas de crecimiento epidémico. En este trabajo también han colaborado investigadores del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), centro mixto del CSIC y la Universidad de Cantabria.