Era el último pleno ordinario del periodo de sesiones del Parlament balear y era, entre otras cosas, el día señalado para aprobar las conclusiones de la comisión de las mascarillas, pero también del primer paso para la derogación de la Ley de Memoria Histórica y su presidente, Gabriel Le Senne, se encargó de escenificarla protagonizando un altercado que ha engordado su lista de polémicas. La expulsión de las dos diputadas socialistas que forman parte de la Mesa tras destrozar las fotografías de Aurora Picornell y de las Rojas del Molinar ha marcado una jornada que eleva el debate sobre sus últimas actuaciones.
Después de acusar al PP de «traición en toda regla» por votar que la bandera LGTBI ondee en el Parlament, Le Senne ha protagonizado otro episodio que vulnera los principios básicos que se le suponen al presitente del Parlament. Optó por echar del pleno a las diputadas socialistas Mercedes Garrido y Pilar Costa tras llamarlas al orden en tres ocasiones por exhibir las fotografías de represaliadas por el franquismo, pero, sobre todo, perdió la paciencia rompiendo sin miramientos las fotos, entre otras, de Aurora Picornell, icono de la lucha feminista y sindicalista.
Mercedes Garrido recibió la primera llamada al orden tras ser instada por Le Senne a retirar las fotos. «¿En base a qué artículo, señor presidente?», contestó la diputada socialista, que justificó la presencia de las imágenes «como acto de justicia y reparación de mujeres asesinadas por verdugos falangistas». La tercera llamada al orden y la consiguiente decisión de expulsarla junto a Pilar Costa llegó acompañada de un arranque de ira materializado al arrancar las fotos mientras la diputada le advertía a voz en grito: «¡No puede tocar mi ordenador, presidente!».
La expulsión y el gesto hacia las diputadas y con las represaliadas ha supuesto un alud de reacciones en el panorama político y social tanto a nivel local como nacional con Gabriel Le Senne en el ojo del huracán.