La primera regla del manual del buen delincuente es la discreción. Es decir, todo lo contrario de lo que hizo el propietario de una plantación de marihuana y líder de un grupo de narcos que operaba en un piso de Palma que no cesaba de dar problemas a los vecinos.
La investigación se inició como consecuencia de la queja de una familia que denunciaba filtraciones de agua constantes procedentes del piso de arriba. Las goteras eran de gran calado que los inquilinos de abajo tenían que tener cubos por todo para evitar inundarse. Además, se percibía un fuerte olor a marihuana con ruidos constantes de motores y con las luces encendidas todo el día.
El Grupo II de Estupefacientes, en colaboración con la Policía Local de Palma, se hizo cargo de la investigación y pudo comprobar cómo efectivamente en el interior del domicilio existía una plantación de marihuana -tipo indoor- y que se habían enganchado a la red de distribución eléctrica. Todo ello, además de un empalme ilegal a las tuberías de agua que estaba generando daños en la comunidad. Con todas estas pruebas, los agentes accedieron al interior de la vivienda.
En el momento de la entrada y registro no había nadie en casa, pero localizaron 35 plantas de marihuana con todos los elementos necesarios para su cultivo. Bombillas, lámparas, tubos extractores, filtros de aire, aparatos de aire acondicionado, compresores, transformadores y ventiladores. En el comedor se localizó una caja con dos paquetes de hachís. En uno de ellos había otros siete paquetes con la misma sustancia y en el segundo, diez más. El cómputo general intervenido fue de cerca de dos kilos de hachís.
Los agentes realizaron gestiones para la localización del investigado procediendo finalmente a su detención como presunto autor de un delito contra la salud pública y otro de defraudación de fluido eléctrico. El arrestado es un español de 48 años con numerosos antecedentes policiales.