Nada más tenerse noticias de que un joven había sido arrollado mortalmente en el mar por parte de un yate que se había dado a la fuga, todas las patrullas disponibles de la Guardia Civil se pusieron en marcha para dar caza al yate huido, del que se sabía que era «grande y de color negro». Esta es la crónica de una búsqueda a contrarreloj que se prolongó durante toda la noche y concluyó cuando, ya con las primeras luces del día, la embarcación 'La Luna', de 20 metros de eslora, bandera alemana, y valorada en más de 4 millones de euros, fue localizada y precintada en el muelle de Porto Cristo.
Las primeras unidades en movilizarse fueron las patrullas rurales, que peinaron toda la costa de Llevant y también la bahía de Palma, en busca de un rastro sobre el barco 'fantasma', del que se tenían pocos datos. Los encargados de los clubes náuticos y el personal de guardia de los muelles fueron alertados de que un barco se había dado a la fuga tras matar al tripulante de un pequeño bote.
El hecho de que la embarcación tuviera el casco de color negro ayudó sobremanera: «La mayoría de lanchas y yates son de color blanco. La búsqueda, entonces, habría sido muchísimo más complicada», ha explicado una fuente próxima a la investigación.
Así las cosas, la Benemérita procedió a controlar los puertos de Cala Rajada, Cala Bona, Porto Cristo, Portocolom, Porto Petro, la Colònia de Sant Jordi, sa Ràpita, s'Estanyol, y los clubes náuticos de Palma. La operación 'cerrojo' se había completado y durante horas los agentes esperaron alguna pista sobre el paradero del yate, que finalmente fue detectado en Porto Cristo, amarrado.
La tripulación sostuvo que no se habían percatado del golpe mortal con el bote de Guillem, pero los agentes consideran que esta versión no es creíble. De ahí que en las próximas horas está previsto que el patrón del barco sea acusado formalmente de lo delitos de homicidio imprudente y omisión del deber del socorro.