Muchas personas sufren adicción a las compras, pero no son conscientes de ello o no quieren reconocerlo. Sin embargo, es muy importante aclararlo, ya que en el caso de padecerla ésta puede acarrear problemas muy graves, hasta el punto de llegar a destruir la propia vida. Fran Antonete, psicólogo y director del proyecto Eureka de Proyecto Hombre, explica que hay cuatro síntomas que permiten saber si existe adicción a las compras.
El primero de ellos es la pérdida de control sobre la conducta de compra. «Las compras se sitúan en el centro de la vida, se invierte mucho tiempo y dinero en ellas. Cuando no se pueden hacer genera mucho malestar, es lo que se conoce como síndrome de abstinencia», explica.
El segundo es cuando se produce la necesidad de dedicar cada vez más tiempo a la adquisición de productos. «Da lo mismo lo que se compre, lo importante es hacerlo, ya que es el centro de la vida», advierte. En este sentido, señala que los afectados se levantan pensando en lo que van a comprar. «El bienestar inicial se convierte en malestar por no poder comprar o en sentimiento de culpa», ejemplifica.
El tercero se da cuando se producen consecuencias en la economía, en la familia, a nivel legal... y pese a ello, el afectado sigue comprando; no puede parar de hacerlo. El cuarto síntoma es cuando la conducta se termina convirtiendo en regulador del estado de ánimo. «Algunos intentan dejar de comprar, pero no pueden», expone.
El psicólogo y director del proyecto Eureka de Proyecto Hombre en Baleares insisten en que aquellas personas que puedan sufrir algunos de estos síntomas deben pedir ayuda, ya que las adicciones si no se tratan suelen ir a más. En el caso de las compras es especialmente grave, ya que se trata de comportamientos reforzados por una sociedad consumista. Comprar no está mal visto, como sí sucede con otras adicciones. «Las adicciones comportamentales (sexo, compras, juego, trabajo, deporte...) son las del futuro», concluye Antonete.