El conseller de Turisme, Jaume Bauzà, y el director general de la Conselleria, Josep Aloy, presentaron el pasado 17 de julio una línea de ayudas dotada con 15 millones de euros que «por primera vez» destina fondos del Impuesto de Turismo Sostenible, la llamada ecotasa, a comprar y derribar edificios turísticos obsoletos.
La nota de prensa posterior del Govern remarcaba en el titular el presunto carácter novedoso de la iniciativa («Balears empleará por primera vez 15 millones de ITS para demoler oferta turística obsoleta») e insistía en el primer párrafo: «El Govern de les Illes Balears dará un paso inédito en la gestión de los recursos del Impuesto de Turismo Sostenible (ITS).
Por primera vez se autorizará destinar estos fondos a financiar la adquisición y demolición de establecimientos turísticos obsoletos o infrautilizados con el objetivo de reducir plazas de alojamiento, mejorar la calidad ambiental de los destinos y avanzar hacia un modelo turístico más sostenible y equilibrado». Ni el paso es inédito ni la iniciativa es novedosa: la implantó el primer Govern del Pacte (1999-2003). Eso sí, lo que entonces se llamaba ecotasa ahora es Impuesto de Turismo Sostenible.
Con el entonces conseller de Turisme, Celestí Alomar, más de dos millones de euros procedentes de la ecotasa sirvieron para que el Govern comprara y derribara en 2002 los apartamentos turísticos de Na Borges, en Son Serra de Marina (Santa Margalida). También con fondos de la ecotasa se derribaron en 2003 los apartamentos Ditos de Cas Català, en Calvià (1,7 millones) y, dos años después, ya con Matas en el Govern y la ecotasa derogada, culminó el derribo de la estructura levantada en la antigua plaza de toros des Pratet, en Eivissa, pactado durante el primer Govern de Antich.
¿Cómo valora el exconseller Celestí Alomar que el PP que derogó la ecotasa la utilice ahora para el mismo fin que entonces? «Me reafirma en que el error fue derogarla y haber perdido los más de mil millones que hubiera ingresado la Comunitat en esos años para invertir en mejoras medioambientales, patrimoniales y de producto turístico», afirma el exconseller.
Además del esponjamiento de zonas, Alomar cree imprescindible que la nueva linea de ayudas incorpore «el cambio de uso para que las plazas turísticas obsoletas se conviertan en vivienda social». Además, considera que la iniciativa debe cumplir dos requisitos imprescindibles para ser creíble: «el primero, la participación de la sociedad civil: en nuestra época decidían los proyectos subvencionables una comisión formada por más de 40 entidades; y el segundo es que haya un plan detrás que contemple las necesidades de cada zona y la participación de los ayuntamientos».
El ex conseller percibe una contradicción en las políticas del Govern de Prohens: «me llama la atención que hagan planes de esponjamiento con la ecotasa a la vez que permiten edificar en rústico o legalizan construcciones ilegales. Veo esta nueva linea de ayudas como una especie de greenwashing, de cara a la galería».
La majoria de hoteles absoletos, pertenecen a Escarrer. Tots derrumbads i fer plaçes amb jardins i llacs.