Carles Baeza, sociólogo y doctor en Arquitectura, somete a examen el crecimiento de población de Baleares. Los pueblos comen poco a poco terreno a Palma. Su población aumenta ya a un ritmo más alto que la de la capital.
Mallorca aumenta población en todos sus municipios menos Escorca este siglo, ¿qué está pasando?
—Escorca es el representante en Mallorca de los pueblos de la España vaciada, comparte las dificultades de comunicación y de infraestructura asistencial médica y dependencia. Tienes que estar muy bien de salud para ir a vivir a Escorca.
Veinte municipios de la Isla crecen a un ritmo superior al 50 % ¿Qué implica ese cambio desde el punto de vista sociológico?
—Ese crecimiento tan alto es un síntoma de cambios sociales brutales. Empieza a configurarse una zona metropolitana de Palma en la que tenemos un eje de crecimiento fundamental de la tradicional clase trabajadora, pero también una zona metropolitana que crece porque atrae a personas extranjeras. Palma no es capaz de incorporar población, incluso expulsa población local que se instala lo más cerca que puede para disponer de servicios. Se instalan sobre todo familias locales y jóvenes en edad de trabajar que se insertan en el sector Servicios. Hay algunos casos atípicos como Esporles que están llenos de funcionarios de la UIB.
¿La pandemia cambió la forma de ver el campo y redefinió nuestras prioridades?
—El COVID provocó un redescubrimiento de la vida enfocada a valorar el aspecto ambiental y mental del entorno en el que vives. En el entorno de los pueblos hay más posibilidad de sensación de seguridad y de generar una comunidad que se convierta en redes de apoyo.
¿Estamos volviendo a la tribu?
—Dado que la ciudad nos ha expulsado no podemos entender Mallorca sin el efecto Palma. Palma se gentrifica y eso provoca un efecto acelerado de crecimiento en los pueblos. Encontramos a una generación que redescubre las bondades de la salud ambiental, mental y física. Decide empezar de cero o recuperar la tradición. También está la crisis de la vivienda. Los que no se pueden permitir comprar en Palma y pueden conseguir un mejor alquiler o propiedad en los pueblos, se marchan a la Part Forana. Ese fenómeno está directamente ligado al incremento de la oferta de transporte público. Además hay algunos casos de personas que regresan a sus pueblos porque han heredado una casa de un familiar.
¿De qué tipología de familia hablamos?
—Hay una recuperación en la franja de edades de jóvenes que quieren generar una familia. Piensan en volver a una vida más auténtica y abandonar la celeridad de la ciudad que te obliga a vivir en pisos colmena en muchos casos, que no colman tus inquietudes. Se gastan más en coche, pero disponen de otra oportunidad para desarrollar un plan de vida.
¿Encuentran lo que buscan?
—Hacen de la necesidad virtud. Ya que me veo expulsado de la ciudad voy a verle la parte buena... Esto a los pueblos les pasa factura. Cuando hablamos de incremento de población, ojo, no se trata solo de crecer, hay que mirar cuál es la estructura de ese incremento (de qué edades y orígenes), porque si crecemos solo en población adulta estaremos ante una bomba de relojería. La población envejecerá en poco tiempo. Lo ideal es crecer en la forma de pirámide clásica, con una cantidad significativa de población infantil juvenil y de parejas en edad fértil, que encuentran las condiciones para plantearse el desarrollo de una familia. Esto es aplicable a la población local y extranjera, ya sean europeos, latinoamericanos o africanos. También encontramos casos de reagrupación en poblaciones subsaharianas que tienen como una doble familia. Es importante además tener en cuenta que hay muchas personas que quedan fuera de la contabilidad del padrón, sobre todo personas procedentes de países desfavorecidos. Es imprescindible depurarlo. Esa falta de control no solo afecta a la seguridad o a las fronteras, también a la dotación de infraestructuras y servicios.
«Cuidado que en los pueblos se pueden dar situaciones de dominio personal y control social»
¿En los pueblos se vive mejor?
—Hay partes de ciudades en las que se vive igual de mal o igual de bien que en los pueblos. No idealicemos a los pueblos, porque han sido tradicionalmente lugares en los que la falta de privacidad, servicios, rivalidades internas, el peso de la tradición y la presencia de poderes locales… Cuidado que en los pueblos se pueden dar situaciones de dominio y control social muy importantes. Cuando vas a un pueblo puedes comenzar de cero, vienes sin el peso de tener que seguir con una cierta tradición. Si eres bienvenido intentas llevarte bien, pero los pueblos no deben desnaturalizarse. La llegada de población a quien trastoca realmente es a los del pueblo. ¿Qué ocurre en los pueblos? Los ríos revueltos siempre van a ser pescadores. En muchos casos se ven con un circuito interno dividido en dos grupos, los de toda la vida y los que han venido nuevos.
¿Ocurre lo mismo en la España vaciada?
—Eso pasa en todo el mundo y Mallorca no es diferente. Vemos un crecimiento extranjero en Calvià y Andratx de personas del norte y del centro de Europa. En Inca, en cambio, el circuito del comunitario es más marroquí. En los colegios se deposita la esperanza de la integración. Hay dos realidades que a veces conviven y se comunican, que intentan sacar provecho una de la otra, pero también situaciones en las que conviven dos pueblos sin entenderse en una misma localidad. Es algo que existe y ocurre en todos los lugares.
La pandemia también nos ha hecho conscientes de la importancia de la salud mental. Mudarse a un pueblo, permite empezar de cero, pero es bueno para nuestra ¿salud mental?
—Hay personas que están en una etapa en tu vida en la que existencialmente empiezan a sentir mayores frustraciones porque su proyecto de vida no se cumple. Vivir en Palma, estar pendiente de pagar al casero, soportar el ruido, el entorno, la incapacidad de tener un espacio en el que compartir un proyecto de vida... La precariedad a la que te arrastra la efervescencia en la ciudad llega un momento en el que pasa factura. De joven juegas a la aventura humana, en la ciudad puedes encontrar entornos superestimulantes, conoces gente… Pero en las etapas vitales se apagan unas etapas y empiezan otras. Ha caído la natalidad, cada vez hay más hogares con personas que viven solas, más consumo de medicamentos relacionados con la ansiedad… La soledad no se medica, se trata socialmente, pero a quien la siente se le incorporan en racimo otras circunstancias de salud mental, como el desarraigo. Con el COVID hubo un redescubrimiento del pueblo, pero no todos buscan tranquilidad, también compran porque ven un mecanismo de inversión futura. Muchos piensan que llegado ese momento de retiro, otros creen que amplían sus posibilidades de mejora económica… unos y otros hacen de la necesidad virtud. Muchas veces salen de la frustración que la ciudad te provoca porque no dejas de ser una persona en situación precaria. La precariedad se ha apoderado del ambiente urbano, pero también de la Part Forana. La sociedad ha cambiado. Antes para salir de la miseria tenías que tener muchos hijos que trabajaran para tener un futuro mejor. Las miserias se viven de manera diferente en épocas y lugares diferentes, pero la miseria es siempre estructural.
Usted advierte de las consecuencias de que la población crezca al ritmo que lo hace en Mallorca. ¿Es necesario un cambio de modelo?
—En Mallorca hemos metido todos los huevos en la cesta del turismo con el grave peligro que conlleva para la sostenibilidad del territorio, pero también para la sostenibilidad de la geografía humana. Es un problema importante. Aunque la población no está envejecida como en otros lugares, nuestros pueblos y ciudades no están dotados de infraestructuras y servicios suficientes para atender la bomba demográfica y tenemos una situación de cronificación importante.
«En Mallorca hemos metido todos los huevos en la cesta del turismo con el grave peligro que conlleva»
¿Es posible aún una solución? ¿Pueden crecer los servicios e infraestructuras al ritmo que crece la población?
—Crecimientos tan rápidos como el nuestro pillan fuera de onda a cualquier administración y la que tiene los pies en el suelo sabe que si apuesta por modelo de crecimiento continuo no puede estar diciendo que lo veía venir. Desde el repunte de 2015 aquí no hemos dejado de crecer. La administración actual y las anteriores hace diez años que no tienen excusas.
Aparte de las infraestructuras, ¿faltan mediadores interculturales que ayudan a que no se formen guetos o a paliar lo ocurrido?
—¿Paliar lo ocurrido? Como docente formo a los futuros profesionales de la intervención social, que serán técnicos en atención a la dependencia y gente que trabaje en entornos comunitarios desfavorecidos. Muchas de estas políticas se han derivado a lo que llamamos el tercer sector, el que conforman las ONGs. A veces no hace falta hacer más políticas sino mejores políticas. Ojalá tuviéramos un crecimiento de población homogéneo que ayudara a mejorar la pirámide de población. ¿Por qué en la España vaciada quieren familias con niños? Los cuarentones son un bocanada de aire de un minuto para revitalizar un territorio, pero la estructura te debe permitir una revitalización presente y futura. En políticas de dependencia y de vivienda no es que tengamos un cero, tenemos un menos diez. En España tenemos una población superenvejecida. Llegamos muy tarde y no hemos revertido la estructura. España es el país más desequilibrado de toda Europa. Tenemos la España vaciada y la España masificada. Necesitamos que otros territorios nacionales incorporen la capacidad de atracción de población que tiene Baleares. Este país tiene un problema de política territorial importantísimo con todas sus derivadas y políticas de dependencia vacías… En las Islas tenemos un mercado de trabajo con una rotación increíble y una gran carga, con una profesión larga y productiva, pero a la vez ultra desgastante.
Falso, las casas en los publos son mas caras que en Palma y gracias a dios, en los pueblos hay poderes potentes instaurados desde hace siglos, no puedes imponer costumbres de fuera, ni ir contra la lengua, porque te comen. Y me parece bien, o te integras o el vacio total hasta que te marchas. Asi tiene que ser.