«A veces sientes desesperanza, pero ves lo inteligente que es Odei y no te cabe la menor duda de que va a ir todo increíble». Así narra Itzaskun Conejo, la madre de Odei García, el camino lleno de aprendizajes que ha supuesto para ella y su padre Carlos García criar a su hijo. Un niño cuya vida, desde el inicio, estuvo marcada por informes que hablaban de límites más que de posibilidades y un futuro incierto con más sombras que garantías.
La historia de Odei y la de su madre comienza en el feto. Itzaskun esperaba gemelos, sin embargo, uno de ellos falleció. A las 30 semanas rompió aguas y tuvo que ser ingresada de urgencias porque existía el riesgo de perder al bebé que aún mantenía. Gracias a los cuidados médicos, logró mantener el embarazo cuatro semanas más hasta la semana 34.
No obstante, nada más nacer en Son Espases, a Odei tuvieron que reanimarlo y trasladarlo a la UCI. «Fue un parto prematuro y complicado, y desde el primer momento nos dijeron que tenía muchas malformaciones y problemas, y que no se sabía si iba a sobrevivir», confiesa. También, nació con asimetrías, «tenía tres vértebras y tres costillas fusionadas, un sexto dedo, media cara más pequeña, un globo ocular más pequeño, la mandíbula más pequeña, polidactilia y además el cerebelo mal formado. Nos decían que no iba a caminar, que no iba a ser capaz de sostener la cabeza, que no iba a poder moverse por sí mismo», cuenta su madre.
Pero lejos de rendirse, padre y madre buscaron alternativas y no dejaron de luchar por la salud de su hijo. Tras consultas privadas con fisioterapeutas y mucha paciencia y delicadeza, a día de hoy vence los límites establecidos, pues como cuenta su madre, salta, camina, corre, trepa y sobre todo es un niño muy feliz.
En la UCI de Son Espases también le detectaron una enfermedad rara: un shunt intrahepático en el hígado. No obstante, al llegar a Barcelona, donde le operaron casi un año después de nacer, vieron que era de tipo extrahepático, «tiene el más raro», revela Conejo. Finalmente, le operaron, aunque Conejo declara que fue un proceso duro. «Al principio pensamos lo peor porque no despertaba y temíamos un daño cerebral. Pero su cuerpo reaccionó de manera increíble». Normalmente este tipo de casos suelen necesitar dos intervenciones, pero él no la necesitó, pues creó por sí solo una red de venas diminutas que hacen el trabajo de la vena porta.
Un caso único en el mundo
Ahora ya tiene casi tres años y aunque salta y corre, otra de las dificultades con las que vive es que nació sin estructuras internas en los oídos, razón por la cual padece agenesia total y no desarrolla el habla. Su caso, único en el mundo, desconcierta a los especialistas nacionales e internacionales, que no saben cómo operarle.
De Son Espases le derivaron a La Paz de Madrid. Sin respuesta, tras pasar su historial por hospitales de Austria y Alemania y «tras un comité de varios equipos europeos de otorrinos, nadie sabe cómo operar a Odei», sin que sea un riesgo para él, determina. «Es candidato a implante de tronco encefálico, solo lo tienen cuatro niños en España, de estos ninguno habla, solo hay uno que dice una media de 20 palabras», explica Conejo.
Confiesa que a veces sienten desesperanza, pero al ver lo inteligente y guerrero que es Odei, confían en que todo irá bien. Ahora el menor está aprendiendo a hablar y a entender qué significan algunas palabras, centrándose en el lenguaje de signos. «Aunque como padres seguimos soñando con que algún día nos diga ‘mamá’», concluye.
@ca de bou,a cortitos y fanáticos como tú no s les debería publicar nada,tu comentario da pena y demuestra a la calaña que perteneces,suerte a esta familia seguro que el nene se recuperará para tener una vida feliz se lo deseo de todo corazón.