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MARTÍ RIBAS, DIRECTOR TERRITORIAL DE ENDESA EN BALEARES

«Baleares está multiplicando las peticiones de nuevas conexiones eléctricas»

Ribas expresa su preocupación por la red de distribución eléctrica en un escenario de retos como la lucha contra el cambio climático y la soberanía energética

Ribas posa en la sala de juntas de la sede de Endesa en Baleares, con un cuadro al fondo en el que se observa el edificio de Gesa | Foto: P. Bota

| Palma |

Martí Ribas (Palma, 1969) es director territorial de Endesa en Baleares desde 2017. En esta entrevista, expresa su preocupación por la situación de la red de distribución eléctrica y la coyuntura de las Islas frente a los retos energéticos.

¿Cuáles son los principales retos energéticos de Baleares?
—Son comunes a España y Europa. El primer reto es la lucha contra el cambio climático, que necesita descarbonización, dejar de quemar combustibles fósiles. El segundo reto es también importantísimo: la soberanía energética frente a la situación geopolítica actual.

¿Tenemos herramientas?
—Afortunadamente, sí. Tenemos dependencia energética porque la principal fuente hasta ahora han sido los combustibles fósiles, que, no hay que olvidarlo, nos han proporcionado bienestar. Sin embargo, por sus impactos en el cambio climático, hay que sustituirlos manteniendo las ventajas que nos han ofrecido. Empezamos a tener tecnologías que nos permiten prescindir de los combustibles fósiles: la energía nuclear y las renovables: hidráulica, eólica y solar. Son recursos autóctonos que nos permiten independizarnos energéticamente de terceros países.

Y hay que avanzar hacia la electrificación.
—Sí. Hay que cambiar el vector energético, que hasta ahora en una parte era electricidad y en la otra, combustibles fósiles. Ahora, la descarbonización comporta electrificar. El vector energético de la electricidad toma protagonismo y se hace más necesario. La transición energética necesita un mayor grado de electrificación: en el transporte, aunque sea más complicado en el aéreo y marítimo, en la industria o en los usos residenciales. La electricidad es más eficiente que la combustión. Por tanto, con la electrificación seremos más eficientes. En un vehículo de combustión interna, sólo se aprovecha el 20 % de la energía. Todo lo demás son pérdidas en forma de calor. La eficiencia energética de un coche eléctrico es del 90 %. La diferencia de rendimiento es mucho mayor en la climatización.

¿Pero cuánto cubre la electricidad de toda nuestra demanda energética?
—En las sociedades occidentales, el 25 % de la demanda final de energía es electricidad. Es decir, nos queda mucho por recorrer. El 75 % restante es atendido por combustibles fósiles y hay que electrificarlo. Cuando electrifiquemos ese 75 % de combustibles fósiles, la demanda de electricidad se habrá duplicado, pero la demanda total de energía será la mitad de la actual, precisamente por la eficiencia de la electricidad. En el marco de la ley balear de cambio climático, el 70 % de la demanda de energía final tiene que producirse localmente con renovables y el 30 % restante vendrá de fuera a través de las conexiones con la Península.

¿Y tenemos infraestructuras para recorrer todo ese camino?
—Hay un elemento clave: la red eléctrica de distribución. Ahora está dimensionada para ese 25 %, pero todo lo queda por electrificar hay que canalizarlo a través de la red de distribución, que es la columna vertebral por donde tiene que fluir toda esa energía. Hay que tomar conciencia a nivel social, empresarial y político, y diría que a nivel de país, que si queremos descarbonizarnos y tener independencia energética, hay que preparar y desarrollar las vías para canalizar la electricidad hasta los usuarios finales y sus nuevas necesidades. Además, ahora hay un cambio de modelo en el que el usuario puede producir electricidad a través de renovables y exportar sus excedentes a la red.

Es decir, hemos prestado mucha atención a la generación y también hay que prestarla a la distribución.
—Sí, porque tiene la capilaridad de llegar a los consumidores. La red de distribución necesita prepararse y anticiparse a todo lo que ya está llegando, y para ello hay que invertir. De hecho, ya existe una demanda creciente de nueva conexión. Por ejemplo, la electrificación de los puertos, pues la UE establece que en 2030 los barcos amarrados no podrán tener en marcha motores de combustión, sino estar conectados a la red. Tenemos la creciente movilidad eléctrica, con sus puntos de recarga. La propia industria se está electrificando y, en el caso de Baleares, el sector hotelero está dando sus primeros pasos en este sentido. El almacenamiento en baterías también consumirá y no podemos olvidarnos de los centros de datos.

¿Estas nuevas demandas ya se notan en Baleares?
—La potencia correspondiente a peticiones de nuevas conexiones en Baleares se duplicó entre 2023 y 2024. Hasta entonces había una estabilidad, un ligero crecimiento vegetativo. Daré números concretos: las solicitudes de nuevas conexiones en 2022 sumaron 300 megavatios. En 2023 llegamos a 444 megavatios, es decir, un crecimiento del 50 %. En 2024 pasamos a 856 megavatios. Casi se duplicó. Y en la primera mitad de 2025 ya hemos alcanzado los 818 megavatios. Esta multiplicación están marcando tendencia. La electrificación genera interés social y económico. Sólo los usos residenciales están más o menos estabilizados.

Y esa necesaria adaptación de la red de distribución, habrá que pagarla, ¿no?
—La retribución regulada por esta inversión se revisa cada seis años y ahora toca la revisión para el período 2026-2031. Hay demanda de nuevas conexiones, la red de distribución pide inversión y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia -CNMC- no la está incentivando, sino que la frena. Su modelo es aprovechar lo existente, pero el problema es que lo existente ya está saturado. Las empresas distribuidoras publicamos el pasado septiembre la capacidad disponible en la red. El grado de saturación a nivel español es del 83 %. Mientras tanto, el modelo de la CNMC para los próximos seis años pasa por optimizar lo existente sin apostar por aumentar la capacidad, pero con la red actual no vamos a poder atender el crecimiento exponencial de la demanda de electricidad, que ya está llamando a nuestra puerta.

¿Pero los responsables no ven este escenario?
—El regulador debería crear un modelo más incentivador, que fomente la inversión. Un aumento de la inversión no tiene por qué traducirse en un encarecimiento de la factura para el ciudadano. Si se aumenta la capacidad de la red y entra nueva demanda, los costes se dividirán entre más agentes.

Resulta llamativo que se den estas situaciones en España, un país privilegiado para la transición energética.
—Desde el punto de vista de disponibilidad de energías renovables, España es la envidia del norte de Europa porque somos más competitivos, pero si no acompañamos esta ventaja con inversión y desarrollo de la red de distribución, perderemos una gran oportunidad de hacernos todavía más competitivos. Lo que hace falta es que la CNMC presente un modelo retributivo atractivo y que reduzca la incertidumbre. De momento, su propuesta es más baja que la retribución financiera de los países de nuestro entorno y no es homologable. Además, otras retribuciones financieras reguladas por la CNMC, como por ejemplo la red de gas, las telecomunicaciones o los aeropuertos, son más altas que la que propone para la red de distribución eléctrica. No lo entendemos.

¿Hay margen para otro escenario?
—Esperamos que la CNMC, en su propuesta final, dé las señales adecuadas para que podamos contar con una red a la altura de las necesidades de nuestra economía porque el país entero se juega mucho en esta partida.

2 comentarios

Miris on miris, tot són guiris Miris on miris, tot són guiris | Hace un mes

El 70% d'Endesa és de Enel, una empresa pública italiana.. un exemple de la corrupció sistèmica de la nostra classe política

user Uepcomanam! | Hace un mes

Sobirania energètica? Si endesa es una empresa italiana, es propietaris italians poden fer el q vulguin. Qui va ser q la va vendre?... Abans italiana q catalana varen dir els del pp

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