«Se habla mucho de retener talento, pero en general se toman pocas medidas en materia de conciliación; podemos hablar mucho de responsabilidad corporativa, pero lo importante es tomar medidas valientes y coherentes». Rodrigo Fitaroni es un verso suelto en el sector hotelero de Baleares. El CEO de MarSenses Hotels & Homes es uno de los artífices de un proceso de reducción de jornada pionero en las Islas que además pone en tela de juicio los fundamentos del argumentario empresarial.
La cadena -con cinco establecimientos en Mallorca y uno en Menorca- redujo la jornada de toda su plantilla (unos 500 empleados) a 38,5 horas semanales en 2024. Los resultados fueron positivos tanto a nivel de productividad como de satisfacción entre el personal, por lo que se decidió seguir adelante. Este año se ha bajado hasta las 37,5 horas y se ha añadido un tope de 32 horas semanales para las camareras de piso de más de 58 años de edad (cerca de 30).
El incremento de la productividad es el gran argumento para la defensa de una iniciativa de tintes experimentales pero que se estudió concienzudamente. «Es algo que se ha estudiado mucho, no se hizo a las bravas», indica Fitaroni para explicar que la hotelera ha logrado, entre otras cosas, aumentar los ingresos por habitación disponible o minimizar las bajas laborales. «Desde que redujimos la jornada laboral, el absentismo ha caído en picado, de forma drástica», comenta.
El absentismo viene siendo desde hace tiempo un concepto capital en el discurso de los hoteleros, que no dudan en señalarlo como uno de los principales problemas del sector y gran obstáculo para la productividad. De hecho, fue una de las cuestiones centrales en la negociación del convenio de hostelería, frecuentemente utilizado por la patronal contra las demandas de reducción de jornada.
De hecho, los datos oficiales situaban este año la tasa de absentismo en un 27,5 % en el sector hostelero balear y en un 14,8 % en el segmento del alojamiento. En el caso de MarSenses, el absentismo cayó por debajo del 5 % desde el primer año que se implementó la reducción. Fitaroni insiste precisamente en que la reducción de jornada no debe estar reñida ni con la rentabilidad ni con la productividad.
«Vamos probando fórmulas que nadie ha probado», señala. El CEO de MarSenses, que empezó su andadura profesional en el sector como camarero, afirma que es precisamente su experiencia en otras áreas laborales lo que les ha permitido leer mejor el problema. Los responsables de la hotelera «venimos de puestos operativos y sabemos lo que es».
Desde los colectivos sindicales se ha aplaudido la medida, especialmente desde el ámbito de las camareras de piso. La presidenta de la Kellys Union Balear (de UGT), Sara del Mar García, afirma que «el ejemplo debería extenderse a todos los hoteles de Baleares».
Después de tratar las reducciones con su propia plantilla, la cadena se reunió con la asociación para informar de las medidas que afectaban a su colectivo. «Nosotras encantadas», señala la portavoz del sector. La carga de trabajo de las camareras de piso, explica, incluye entre 20 y 30 habitaciones de media al día más la limpieza y adecentamiento de zonas comunes.
MallSi esa es la teoría, y muy bonita y loable por cierto, pero que pasa con aquellas pequñas empresas en las que te salen 2-3 trabajadores rana que abusan, baja productividad, bajas frecuentes (muchas veces injustificadas cada 2x3), la pequeña empresa no puede hacer frente a tener un numero de trabajadores extra para compensar a los malos; finalmente pagan justos por pecadores; y pasa más de lo que uno se imagina.