La menorquina Caterina ‘Cate' Pons Febrer (Island Trail Runners) hizo cumbre el pasado fin de semana en la exigente Garmin Epic Trail Vall de Boí, enmarcado en el Festival de la Montaña, y cuya prueba más dura y prolongada, la 62 km (con 4.500 metros de desnivel positivo acumulado), dominó y ganó con autoridad en su versión femenina, con un crono de 11 horas, 28 minutos y 32 segundos.
El mérito del éxito conlleva además implícito un componente de sorpresa, en tanto que, y según manifiesta la propia ‘ultrarunner' de Es Mercadal, su participación en la Vall de Boí devino luego de restablecerse de una lesión de rodilla, «para probarme tras la misma», precisa Cate, y asimismo, como capítulo preparatorio de cara a la Salomon Ultra Pirineu, que se disputará en Bagà entre los próximos 30 de septiembre y 1 de octubre, el gran reto de 2023 de Cate Pons Febrer.
En cualquier caso, tales apreciaciones, ni desnaturalizan el valor de la victoria (tremendo desde la óptica menorquina), ni por supuesto, el grado de satisfacción que esta ha generado en la atleta menorquina. «Estoy muy contenta, no fui con la idea de conseguir la victoria ni nada parecido. De hecho, vengo de una lesión de rodilla y con esa idea iba, de probarme, de ver como respondía después de la lesión… pero me salió una buena carrera y pude hacerme con la victoria», explica Cate Pons Febrer, que dejó a la segunda clasificada, la catalana Carmen Palaci Boix, a ocho minutos de distancia, y a Belén Simarro, tercera, a veinte.
Retransmitida por el canal autonómico catalán, TV3, y considerada esta última edición, por la prensa especializada, de las mejores de siempre, la prueba del Vall de Boí arrancó al amanecer, con el sol destellando sus primeros rayos. Y desde ese entonces, Cate Pons Febrer se postuló entre las candidatas a lo máximo. «Salí despacio, a hacer lo mío, pero sobre el kilómetro 12-13 me comentaron que iba en primera posición; fue entonces cuando empecé a hacer otro trabajo mental y a buscar otro tipo de carrera para poder aguantar, y el plan me salió bien», recuerda la flamante ganadora del Garmin Epic Trail, en la que además fue su primera participación en el evento.
«Con anterioridad, había hecho otras pruebas de montaña, pero nunca en una tan alta», indica la deportista de Es Mercadal, que una vez cruzó la meta, reconoce que su mente rebosó de pensamientos, de imágenes. «En un momento así, se te pasa de todo por la cabeza; te acuerdas de las horas de entrenamiento, de todo el esfuerzo que hay detrás de una prueba así, de todo el rato que no has podido estar con familia o amigos por estar entrenando… poque entrenar tanto te quita mucho tiempo, te priva de los tuyos, pero cuando ganas, piensas que ha valido la pena».
«Lo más duro es lo mental; cuando habíamos superado el kilómetro 40 tuve una bajada de energía, y es en esos momentos cuando la mente te falla, pero te mentalizas de que tienes que sacarlo adelante, tratas de no distraerte, de hacer piña con la gente que en esos momentos tienes cerca de ti… y al final, pues conseguí superar ese momento», termina Cate Pons Ferrer, una menorquina cuyo nombre queda inscrito, con letras de oro, en el palmarés de una de las pruebas más exigentes, mediáticas y concurridas del calendario de pruebas de montaña.
El apunte
«El desnivel lo entreno en el gimnasio»
La victoria de Cate Pons Febrer en la Vall de Boí incrementa su mérito al carecer la atleta menorquina de un hábitat montañoso en el que entrenar. Su rutina de trabajo, en ese sentido, acostumbra a desarrollarla en Es Mercadal y sus aledaños, pero reconoce que el desnivel, por ejemplo, solo puede trabajarlo «en la cinta de entrenamiento del gimnasio», con el hándicap que ello supone en parangón a cualquier deportista catalana que resida en la zona pirenaica o sus cercanías.
En cualquier caso, su rutina ha funcionado, tal y como ilustra el resultado cosechado en la Garmin Epic Trail. La Ultra Pirineu, para finales de septiembre, el próximo reto de la menorquina.