Dice el refrán que año de nieves es año de bienes.
Ayer nevó en el levante insular y este inusual fenómeno meteorológico en la Isla coincidió con la quinta victoria consecutiva del Menorca Bàsquet (71-57) que galopa hacia el estrellato de la Adecco Oro puesto que le confirma como el mejor equipo desde que arrancara la segunda vuelta del campeonato.
El grupo de Berrocal es el único que todavía no conoce la derrota.
Será un año de bienes deportivos para el club que preside Benito Reynés -los otros no dependen ni dependerán de lo que suceda en la pista si no en otras altas esferas que poco o nada tienen que ver con los resultados- si mantiene apretado el acelerador y conserva la solvencia que en cada nueva cita acentúa el equipo ante sus rivales.
Y es que este Menorca Bàsquet crece jornada a jornada. Ayer despachó un partido peligroso por el buen momento del Girona y por la frialdad del Pavelló en una tarde siberiana que invitaba a sofá, manta y televisión más que a cualquier otra cosa.
El millar largo de personas que acudió a la cita se dejó sentir y el equipo, pese a sus altibajos, no defraudó. Coppenrath ha vuelto, y esa es una noticia formidable, más en un día como ayer en el que Arteaga se borró por faltas. Navarro es infalible y Romà Bas fue el auxilio adecuado desde el perímetro para tumbar a los de Zan Tabak, quejoso por la permisividad arbitral con el juego físico de los locales.
Rápido tomó la delantera el Menorca, quizás menos congelado que su rival en los albores del choque. Middleton, que inició el juego con dos canastas consecutivas, y Arteaga se anularon mutuamente con dos faltas cada uno que les llevaron al banco.
El Menorca, con Urko rebañando en el poster bajo, cobró una renta prometedora (14-4) que hizo detener el partido a Tabak. Freimanis, entonces, más cómodo junto a Coleman en la pintura, cargó con su equipo y 7 puntos consecutivos suyos permitieron restablecer el equilibrio con un parcial de 0-9 (14-13).
En los dos minutos restantes agarró el protagonismo David Navarro, excelente, y cerró el cuarto con un 2 más 1 que dejó el tanteo en 20-17.Tabak y Berrocal incrementaron las rotaciones en el segundo cuarto. Ordín, en el '1', y Vallmajó como escolta insinuaron una mejoría en el perímetro del Girona, pero fue de nuevo el Menorca quien dio otro tirón al marcador (27-21).
Los menorquinistas se mostraban rocosos atrás y arriba Coppenrath aprovechaba la rápida tercera falta de Arteaga para ganar minutos y puntos. Pérez frenaba a Ordín pero dos triples más un adicional de Vallmajó impedían que el grupo local pusiera tierra de por medio (27-26). El Menorca era un muro para el Girona en defensa pero su talón de aquiles, el rebote, concedía segundas opciones a los de Tabak. Un nuevo triple de Navarro incrementaba la renta a su máxima expresión coincidiendo con el descanso del partido (39-30).
No se modificó la tendencia del debate después del paso por vestuarios. Más al contrario, los de Berrocal añadieron a su fortaleza defensiva una mayor efectividad en el rebote defensivo ante Middleton y Freimanis.
La defensa en zona dispuesta por el Girona detuvo, en parte, la producción en ataque de Urko y Coppenrath, mientras Arteaga volvió para cometer su cuarta falta que le relegó de nuevo al banco. No era su día.
Pero allí estaba Navarro para romperla con un nuevo triple. El cuarto fue una oda a la defensa y al desacierto y se cerró con un parcial escuálido de 13-12 que impidió al Menorca romper el partido para encarar el tramo definitivo con mayor tranquilidad (52-42).
Freimanis puso el miedo en el cuerpo de la afición local en el nacimiento del último cuarto. Siete puntos suyos redujeron la ventaja del Menorca (54-51 a 6'37). Berrocal tuvo que detener el juego y devolver a pista a Otegi por Morentín para que pusiera coto a la inspiración del americano gerundense.
El equipo no perdió la compostura y un triple de Bas más dos tiros libres de Jiménez dieron aire al Menorca, que sin embargo no supo aprovechar una técnica a Tabak por protestar la cuarta falta de Middleton (59-51 5 minutos del final).
El Girona no bajaba los brazos hasta que llegó un triple del inspirado Romà Bas a 1'27 para liquidar el partido (66-57) dejando ya sin reacción a los catalanes (71-57).