El baloncesto se tomará un descanso forzoso en Menorca este fin de semana. El estamento arbitral decidió, por consenso, en una reunión convocada de urgencia la noche del martes, declarar la que deviene como jornada de huelga o reflexión, ante lo que árbitros y oficiales de mesa no comparecerán en las canchas que, por calendario, les correspondía ejercer.
El detonante de tan drástica y sorprendente decisión han sido las declaraciones efectuadas contra el colectivo en este medio por los jugadores Juan Murillo e Israel Vargas, protagonistas de un incidente que supuso la descalificación de ambos en el partido Ferreries-La Salle Mahón, correspondiente a la primera jornada del Grupo Oro de Primera Balear, y les acarreó una sanción de tres y cuatro partidos respectivamente.
Desde el colectivo arbitral consideran que la temporada en curso ha acumulado una serie de episodios que han colmado la paciencia del colectivo. La génesis se remonta al partido Es Castell-Ferreries del pasado mes de octubre de 2015, que propició la sanción al presidente azulgrana Víctor Piris -por insultos al auxiliar Pedro Campos, recogidos en el acta- y el suceso posterior que afectó al colegiado principal Octavio Saura -desperfectos en su coche- y que este relacionó con el choque.
El grupo se sintió entonces «maltratado». Las afirmaciones del lasallista Murillo, centradas en la figura del árbitro Paco Plaza, las consideraron «injustas» y la réplica del ferrerienc Vargas, que críticó abiertamente la capacidad del colectivo para ejercer sus funciones, les ha hecho «explotar», admiten desde el entorno del colectivo arbitral.