Rara vez el impacto de un fichaje trasciende al nivel y proporción al experimentado por el Hestia Menorca con la venida de Duby Okeke. Más todavía con la temporada empezada. El pívot norteamericano con pasaporte nigeriano, apenas diez días y dos partidos después de su incorporación al proyecto insular, además de contribuir de modo determinante en la consecución de la séptima victoria de la temporada, celebrada en una mágica velada el pasado sábado en Bintaufa (75-59 a Afanion Almansa, en una de las actuaciones más brillantes y completas que ha ofrecido el equipo que dirige Oriol Pagès), se ha distinguido una pieza clave para reorganizar y potenciar una estructura de equipo que ha incrementado sus posibilidades en mucho sentidos a raíz de su presencia.
Sin tratarse de un perfil en cuanto a anotación determinante ?calificativo que sí hace suyo cuando se encuentra en las cercanías del aro, tanto en labores defensivas como ofensivas?, los beneficios que ha generado la inclusión de Okeke en el roster menorquín son múltiples. Y apreciables.