El Baloncesto Torrelodones madrileño, club distinguido y reconocido por su cuidada labor de cantera, será el futuro destino de Rubén Pascual Gomila (Maó, 1986). El técnico menorquín, que en breves fechas concluirá su ciclo como máximo responsable de la factoría del CD Alcázar (que ha prolongado desde junio de 2014 hasta ahora como rúbrica a una vida dedicada a la entidad roja, primero como jugador y luego como entrenador), se trasladará a Madrid el próximo mes de agosto para inaugurar lo que será también, por extensión, un nuevo periodo vital. La ilusión que irradia es tremenda.
«Es un buen destino, un proyecto que apuesta fuerte por la formación con una estructura profesional, y a pesar de no tener equipo en EBA, LF2 u otras categorías superiores, hay proyecto para llegar a las mismas, pero lo que realmente me motiva es la inversión de recursos que promueven para la cantera», revisa Pascual con un tono que no esconde la satisfacción que supone su pronta incorporación a un club y enclave que además ha hecho prevalecer por encima de otras opciones igualmente estimulantes. Muy estimulantes.