Javi Zamora afronta su primer derbi al frente del Hestia Menorca. El entrenador madrileño, desde que hace diez meses asumió las riendas del proyecto alojado en Bintaufa, ha coleccionado experiencias del más diverso perfil, incluyendo un par de brotes de covid en el vestuario, un playoff por el ascenso a LEB Oro totalmente condicionado por el primero de esos brotes, una revolución de la plantilla casi absoluta durante el verano, pues apenas dos jugadores, Pitu y Raül, resisten en el roster en relación al colectivo del que se hizo cargo en marzo del pasado año... Sin embargo, la de mañana al anochecer en Bintaufa contra el Sant Antoni Ibiza, será su primera convocatoria con una cita de máxima rivalidad regional de ámbito balear.
Y por el bagaje que acumuló en sus ocho años en Estudiantes (entonces, los duelos de ‘máxima' más térmicos eran contra el Real Madrid), Zamora es consciente de lo que se encontrará, y pese a que Menorca y Sant Antoni no han construido ni afianzado todavía una historia de animadversión deportiva (en el buen sentido del término), sabe que en partidos de este perfil el componente emocional, tanto en la cancha como en la grada, significa un punto a considerar que incluso puede ayudar a declinar la suerte del marcador. De ahí el deseo y las ganas del técnico del Hestia Menorca de «poder ver Bintaufa en todo su esplendor», comenta el preparador madrileño a pocas horas de que empiece la gran función del básquet balear.
Pero a la par, Zamora tiene claro que lo fundamental, y lo que en cierto modo él y sus jugadores pueden controlar, es lo que acontezca sobre la pista. En ese orden, Zamora considera que su equipo, «centrado» en el trabajo y «con el plus de ilusión que nos concede ver la mejoría de Logan (Schilder)», va «creciendo paso a paso». El técnico, que no desveló hasta donde alcanza la mejoría del pívot, sí valoró que la victoria de la jornada previa, en Alginet, «fue un golpe de moral para nosotros, pues cuando ganas sin jugar tu mejor baloncesto, pero demostrando tanto corazón y espíritu de lucha, es un plus, y con ese plus hemos entrenado y preparado el partido».
Rival
Acerca del Sant Antoni Ibiza, que aterriza en la Isla después de un mes sin jugar, pero enfrascado en una racha abierta de seis victorias consecutivas (10-2, su récord), Zamora lo define como un «equipo sensacional», provisto de «muchas alternativas ofensivas, con una plantilla muy equilibrada, muy bien diseñada, con pívots que intimidan o dominan el juego». Personalizando, Zamora realza al base Lucas Antúnez, «que está llevando muy bien la batuta» y a Jordi Grimau, «el corazón del equipo y un capitán que hace crecer a los jóvenes». En suma, un adversario de primer orden para una cita colosal.