Decía el menorquín Sergio Llull que todos los títulos que ha logrado con el Real Madrid– y muy especialmente sus tres Euroligas– son especiales. Sin embargo, la lograda en Kaunas roza el ensueño ya que antes de que el director de juego de Maó fuera el encargado de dar la victoria con la última canasta ante Olympiacos (78-79), anteriormente, lograr esta Euroliga sonaba a épica. El Real Madrid perdía la eliminatoria de cuartos 0-2 ante el Partizán– con la tangana incluida– pero supo resarcirse e inyectarse de autoestima para hacer historia en Europa. Luego tocó su gran rival, el Barça de Mirotic, al que también dejaron en la cuneta. Y el domingo, ante un gran Olympiacos, tocó remontar, tras un arranque griego espectacular.
Llull habló ante los medios de comunicación tras levantar la undécima Copa de Europa del Madrid. El capitán menorquín exclamó que fue «una alegría tremenda. Todavía no me lo creo porque fue la única canasta que metí en el partido. Hicimos un gran trabajo durante la temporada y estamos muy contentos de lo conseguido», dijo el insular. «Esto es ADN Real Madrid: corazón y carácter. Cuando falla la táctica, sale ese ADN de no rendirnos. Tuvimos un Playoff muy duro e hicimos historia remontando el 0-2 contra Partizan. Luego, en la Final Four, nosotros sí creímos en que podíamos ganar y lo hemos hecho. Las tres Euroligas que tengo son muy especiales», abundaba el de Maó.
Un Llull que también habló de la canasta ganadora: «No me considero una leyenda. Espero estar muchos años jugando en este club. El entrenador pintó la jugada para mí en el tiempo muerto, me obligó él a tirar. Por suerte, salió bien», añadiendo el insular que intentó «ir a mi derecha y me paré en el medio de la zona porque su jugador grande estaba dentro y el mío me había dejado un metro. Elevé la pelota y entró, así que genial. El entrenador y mis compañeros creen en mí para este tipo de tiros y estoy muy contento de ayudar a ganar», cerró muy feliz.