«¿El qué viene, es el Ignis?» se cuestionaban con cierto halo de sorpresa, casi no dando crédito, algunos aficionados septuagenarios de la Isla en alusión al equipo italiano que junto con el Real Madrid y el Bàsquet Menorca integra el cartel de la nueva entrega del Estrella Damm Ciutat de Maó, a celebrar los próximos días 13 y 14 en el Pavelló.
Y resulta que sí, que el actual Pallacanestro Openjobmetis Varese –por motivos de patrocinio–, responde por ser esa ‘squadra’ en su día superlativa, provista de un palmarés casi sin igual y en cuyas filas han desfilado rostros de leyenda, fundamentales para dar comprensión a la cronología del baloncesto continental, como el pívot Dino Meneghin o el entrenador serbio Alekxander Nikolic.
Lógicamente, la mera presencia en Maó del Madrid, más si cabe con Sergio Llull en sus filas, distrae la atención de cualquier otro foco, pero todo aficionado versado en materia baloncestística, especialmente el de más edad, repara en cuan mítico es el rival que por un lado se medirá con el Menorca en ‘su’ torneo de presentación y que por otro reeditará ante el no menos fabuloso conjunto madridista el catalogado durante lustros como el gran ‘clásico’ del basket continental (no en vano, un Varese-Madrid es la final de Euroliga más repetida de la historia).
Recorrido
Fundado en una ciudad de apenas 80.000 habitantes ubicada en la región de Lombardo-Véneto en 1945, justo al término de la II Guerra Mundial, en una Italia que se reconstruía desde sus propias cenizas, el Varese, conocido mundialmente como Ignis (una célebre marca de electrodomésticos que le patrocinó entre 1956 y 75), si bien otros ‘linajes comerciales’ como Mobilgirgi (fábrica de muebles radicada en Cantú, paradójicamente una de las plazas que mayor rivalidad entabló en la época con el Varese), Emerson (distribuidora de alimentos), Cagiva (fabricante de motocicletas) o Ranger (alarmas de coche) le acompañaron en su época de mayor esplendor.
Discurrido decenio y medio desde su alumbramiento, el Varese empezó a forjar su áurea, primero en términos nacionales (desde los años 60), posteriormente continentales (años 70). Ganador de diez ligas italianas, nueve de ellas entre 1961 y 1978; la última en 1999 (tercero en el historial de la ‘Lega’, tras Olimpia Milan, 31, y Virtus Bolonia, 16), el cuadro varesino edificó su leyenda y reputación de invulnerabilidad sobre un récord todavía vigente en el viejo continente; el ser capaz de disputar la totalidad de finales de Euroliga entre 1970 y 79 (entonces Copa de Europa), racha que ningún equipo no solo no iguala, sino que ni de lejos se le aproxima, con el mérito añadido de que en la época únicamente como campeón de liga o como defensor de la corona continental se accedía a la máxima competición.
El Varese, además, triunfó en cinco (1970, 72, 73, 75 y 76) de sus primeras siete finales (cayó en las tres últimas), convirtiéndose en el equipo italiano con más títulos de Euroliga, honor en el que aun prevalece y registro que 48 años después de su último título asimismo le permite ser quinto en el historial del torneo.
La Jugoplástika de Ratko Turdic, Damir Solman y Petar Skansi, el CSKA Moscú de Sergei Belov, el Maccabi de Miki Berkovich o el Bosna Sarajevo de Mirza Delibasic fueron algunos de los rivales con los que el cuadro varesino rivalizó en aquellos tiempos de supremacía europea (el Cantú de Pierlo Marzoratti y Carlo Recalcati, la Virtus de Renato Villalta y el Milán entrenado por Cesare Rubini, sus principales antagonistas en Italia), pero sin duda la gran rivalidad, el duelo de Europa de entonces, era con el Real Madrid.
En los años 70 merengues y lombardos se vieron en cuatro finales (el Madrid ganó las de 1974 y 78; el Varese, las de 1975 y 76; solo el Madrid-Olympiacos, también ocurrido cuatro veces tiempo después, iguala como final de Euroliga más repetida de la historia), dos semifinales (1970 y 71, sendas ganadas por los italianos) y tres veces en la fase de grupos, en las que igualmente siempre prevalecieron los varesinos.
En esos tiempos, en que Alcázar y La Salle Maó presumían de sus primeras incursiones en territorio nacional, el Varese-Madrid era el duelo por excelencia. Medio siglo después, se reeditará en la Isla, este sábado, día 14…
El mito varesino, impactante en cuanto a victorias y éxitos, tuvo nombres propios. En el banquillo, el legendario y ya citado técnico serbio Alekxander Nikolic, considerado el más grande entrenador de todos los tiempos y padre del basket europeo, consolidó el equipo y le hizo reinar en Europa tres veces.
Sandro Gamba, otro nombre de leyenda, y quien además dirigió a la selección de Italia sub 20 que en 1983 disputó el Mundial de la categoría en Maó, continuó con el legado del ‘profesor’ Nikolic, liderando los triunfos de 1975 y 76 ante el Madrid de Rullán, Luyk y Corbalán.
En la cancha, el extraordinario y carismático Dino Meneghin, el mejor jugador italiano de todos los tiempos, ganador de siete Euroligas (las cinco de Varese y dos con Milán, en 1987 y 88), oro europeo y plata olímpica con la ‘azzurra’ y que en 1970 rechazó la posibilidad de jugar con los Hawks de Atlanta de la NBA (en la época, y hasta 1989, eso equivalía a renunciar de por vida a la selección) se distinguió el elemento más importante y determinante de cuantos el Varese ha contado en sus ocho décadas de historia. El norteamericano Bob Morse, el genial base mexicano Manolo Raga y Aldo Ossola fueron otros jugadores clave para forjar la leyenda varesina de los años setenta.
Declive
La edad de oro del Varese dio paso a otra en que el brillo fue decreciendo de modo gradual. Primero como Turisanda y luego como Divarese, y con el ala-pívot Romeo Sacchetti, quien jugó el Mundial de España 86 y que fue seleccionador italiano entre 2017 y 2022, como principal referente en los 80, el Varese, que en 1980 le ganó la Copa Korac al Cantú (undécima final continental seguida por eso) y en 1981 traspasó a Meneghin al Olimpia Milán, perdió protagonismo en Europa, si bien se mantuvo entre la elite del baloncesto italiano siendo un asiduo de los playoffs, aunque no jugó ninguna otra final hasta 1990, cuando como Ranger Varese perdió el título ante la Scavolini de Pésaro de Walter Magnifico y Darren Daye y en cuyo banquillo se estrenaba como ‘primero’ el joven preparador bresciano Sergio Sacariolo.
Aquel subcampeonato varesino se forjó con un poderoso juego interior, en el que el internacional Stefano Rusconi (quien años después fichó por Treviso) y el norteamericano Corny Thompson, en la época el mejor americano de la liga italiana y que tras aquella temporada firmó por el Joventut, al que hizo doble campeón ACB y rey de Europa en 1994, brillaron con luz propia. Sin embargo, la propia Scavolini, la emergente Caserta de Óscar Schmitd, Milán, Roma, Livorno o Treviso fueron enclaves que progresivamente desplazaron al Varese del primer plano en los años siguientes.
Citar que meses después de jugar aquella final, en octubre de 1990, se dio un hecho histórico, sin precedentes, cuando un jovencísimo canterano del Varese, Andrea Meneghin (Varese, 1974), se enfrentaba a su padre, Dino, que interrumpió su etapa en Milán fichando por Stefanel Trieste… Siendo precisamente por medio del vástago de los Meneghin cuando Varese recuperó y en cierto modo experimentó sus últimos días de grandeza, rememorando parte de lo disfrutado en los 70, al hacerse con el título de campeón de la Lega en 1999, su décima y última conquista de ámbito doméstico, al batir en la final a la Benetton (3-0).
Pero desde estrenado el siglo XXI, pocos éxitos que rescatar en el recorrido del equipo varesino en parangón a su exuberante trayecto anterior, más al contrario, en tanto que en 2008 sufrió un descenso a la A-2 italiana (Primera FEB en España) que convirtió en efímero, al retornar de inmediato a la Lega1, si bien en los últimos años no ha podido revertir esa inercia y su lucha se ha orientado en tratar de eludir el descenso, lo que en ningún caso desmerece su estatus de grandísimo club italiano y de leyenda del baloncesto europeo, y al que la próxima semana disfrutaremos en la Isla por partida doble.
Contra el Menorca, en lo que será el primer duelo del equipo insular ante un conjunto italiano, y 24 horas después frente al Real Madrid, en lo que equivaldrá a reeditar uno de los grandes partidos del baloncesto continental y mundial. Pallacanestro Varese, un equipo de leyenda en Menorca.
El apunte
Un club de una pequeña localidad que reinó en Europa y creo escuela
Que un pequeño enclave como Menorca pudiera en algún momento alcanzar la Liga ACB era un objetivo que antes de ocurrir se habría creído inviable de no ser porque el ‘pallacanestro’ italiano, con décadas de antelación, nos legó numerosos paradigmas de ello. La industrial Cantú, de apenas 35.000 habitantes, la idílica Pésaro, de unos 70.000 cuando Scavolini empezó a ser grande, o la sureña Caserta (72.000), todas ellas ganadoras del ‘scudetto’ y finalistas europeas, y en algún caso como el canturino, con capacidad para conquistar dos Euroligas (1982 y 83) y hasta diez títulos continentales, fueron muy vívidos ejemplos de ello.
Pero no cabe duda de que el mayor caso, de hecho la ‘squadra’ precursora (y la más prolífica) en lo que concierne a dominar el baloncesto nacional y continental proveniendo de una localidad de apenas 80.000 habitantes fue el Pallacanestro Varese (cinco Euroligas, 10 ‘scudettos’ y cuatro ‘Coppas’, al margen de otros muchos logros, así lo acredita.