El Hestia Menorca jugará la última jornada de Primera FEB 2025 dependiendo de sí mismo para sellar la permanencia en la categoría. Así lo dictaminó el desenlace de la penúltima fecha liguera, que pese a contextualizar una derrota insular a manos del reciente campeón y nuevo equipo con estatus ACB, el San Pablo Burgos, 54-85, concibió también un tropiezo del Real Valladolid, 95-84, en su visita al Ourense, por lo que menorquines y pucelanos se enfrentarán en pista vallisoletana en la J34 para burlar la tercera y última plaza que implica el descenso a Segunda FEB.
Con certeza, lo tranquilizador de las noticias que iban llegando al Pavelló desde tierras gallegas, con el COB dominando, y por una diferencia respetable, la mayor parte de su partido, atenuó una velada que pudo ser dramática. Así se advirtió en el preámbulo de la misma y se confirmó una vez el Valladolid consumó su traspiés.
Porque fiar la supervivencia en la liga al rédito que el Menorca hubiera podido obtener anoche ante el que ha sido, sin vacilación, el mejor equipo de la misma, habría significado un ejercicio en exceso temerario. Utópico.
No en vano, el San Pablo Burgos se apresuró en ratificar su cartel y dejó al Menorca desprovisto de expectativas desde el salto inicial, más allá de la carta que de modo indirecto se ventilaba en suelo ourensano.
El estadonunidense Jalen Cone, autor de 17 puntos –la mejor marca del partido–, a lo que añadió tres rebotes para una nota de 15, y el serbio Marko Lukovic, 15 y 4 con 13 créditos de valoración, fueron los dos elementos más efectivos, en base a la estadística, en el cuadro de Javi Zamora. Poco más que rescatar de un partido espeso y poco efectivo por parte del Menorca (su 4 de 30 en el triple, es ilustrativo en ese sentido).
La puesta en escena del San Pablo Burgos ya mostró lo inasequible de la cita para el conjunto menorquín, con cinco puntos del norteamericano Cremo –con ensayo desde 6.75 inclusive– y dos de Fischer, convertidos en acción de transición para un rápido 0-7 a los 55’’ de juego.
El Menorca tardó casi cinco minutos en estrenar su hoja de anotación, lo que consiguió gracias a una canasta de Ivanov a 4 metros del aro –la única del búlgaro en todo el duelo. Previo a eso, la ansiedad, palpable en alguna lucha por el rebote, y la precipitación, como refleja el pobre 1 de 9 en triples que firmó en el primer parcial el cuadro insular, atenazó y mermó a un colectivo consciente de estar jugándose la vida.
A medida que los minutos fueron discurriendo, el Menorca pareció –solo lo pareció– sacudirse tales complejos. En ese contexto, Arteaga y Cone le permitían sostenerse en órbita rival (13-21; 15-23).
Pero Burgos, justificando su flamante condición de equipo ACB y haciendo gala de una facilidad anotadora propia a un proyecto que apenas ha entregado dos derrotas en 33 partidos en todo el año, no tardó en abrir una nueva brecha en los albores del segundo cuarto.
Con capacidad para producir en todos los espacios del juego, el cuadro castellano se elevó otra vez por encima del +10. Y con holgura (18-34). La respuesta local, personificada por Jalen Cone –al que por cierto la defensa rival, y en eso es indiferente el equipo que se mida al Menorca, le volvió a atizar con absoluto consentimiento del trío arbitral– y Pol Figueras, dio para progresar hasta un decente 22-34.
Pero de nuevo Burgos aceleró el juego y disparó el marcador con tanta celeridad como eficacia. Abusando de varias situaciones de ‘extrapass’ siempre culminadas desde el perímetro, los triples, en una secuencia demoledora, llovieron sobre el hierro menorquín, con Alex Barrera como brazo ejecutor (26-45).
Una acción de brega de Lukovic bajo tabla cerraba el segundo parcial (28-45). La mejor noticia en el interludio provenía de Ourense, donde Valladolid caía por más de diez consumido el tercer cuarto de su compromiso.
Y un dato de lo más indicativo sobre cuán difícil es contener al campeón de Primera FEB 2025. Ninguno de sus jugadores sobrepasaba los 8 puntos en esos momentos; pero 11 de los 12 habían sumado en ataque.
El Menorca se acercó a -15 para empezar el tercer periodo (30-45; 33-48), pero entonces, una segunda técnica a Javi Zamora –la primera devino antes del descanso–, paradójicamente para proteger a Cone de que le cayera a él, costó la descalificación del entrenador madrileño.
Lipe Cristóbal tomaba la batuta desde la banda, pero la sensación de remontar ya se presumía imposible. Suavizaba tal impresión el dominio de Ourense sobre el Valladolid al otro extremo del país.
Entre tanto, Burgos proseguía con su plan. Que entre otros dividendos le concedía una distancia cada vez mayor; 34-60 entrados en los últimos cinco minutos de ese tercer parcial. El Menorca únicamente pudo maquillar ligeramente dicha desventaja para encarar el último periodo, 42-66.
Cuentas
El último cuarto sobró. Nadie en el Pavelló albergaba expectativas de proeza. San Pablo Burgos se encargó de ratificar dicho pensamiento con otra ruptura, elevando el abismo entre uno y otro equipo hasta la treintena de puntos.
Paralelamente en esos minutos, se confirmaba la derrota del Real Valladolid en Ourense, por lo que el trayecto hacia la conclusión del partido fue, dadas las circunstancias, de lo más ameno, aun a pesar de la elocuencia del tanteo final, 54-85.
A la salida del Pavelló, todos echaban cuentas, que no dejan de ser de lo más simple. La permanencia del Menorca depende de ganar al Valladolid, con el mahonés Agustí Sans en sus filas para más inri, en la noche del viernes en la capital pucelana recuperando el average de -2. La última bala del proyecto insular.
CoachJGracias.