Hace unos años "Es Diari" les descubrió la historia de una chica de Es Castell - "¡quiero que pongas que soy de Es Castell, no de Maó!"- a la que le encantaba el fútbol y no paró hasta llegar al primer equipo del Barça femenino. Que se había formado en el Villacarlos, que luego pasó al Pasqual Calbó y luego, al Barça, donde estuvo durante seis años partiendo desde el B, el C y el primer equipo. Y todo eso con 19 añitos: "Yo llamé, hice una prueba y me cogieron". Así, tan fácil... y tan difícil después.
Porque después de trabajar un montón, de cosas buenas como jugar una fase final de Copa en San Mamés -"¡Oye, poca broma! Poca gente puede decir que ha jugado en la Catedral y ha eliminado al Athletic!"- y de jugar durante tres años en la Superliga Femenina, la máxima competición española, Clara, tan clara como su nombre, se planta delante de su entrenador y le dice que lo deja, que esto ya no le hace ilusión y que se va a estudiar a otro sitio. "La cara que me puso el hombre fue increíble. No se lo esperaba. Me dijo que agradecía mi valentía de decírselo en su cara. Pero es que no podía más", explica la futbolista.
Volvió a Menorca, pasó el verano y llegó septiembre. Quería estudiar magisterio. Tenía nota suficiente y... "Miré universidades. Me llamó la atención Granada". ¿Granada? Sus padres le preguntaron si le lo había pensado bien. "Claro. Yo soy muy cabezona", explica. Movió el tema y "un viernes me enviaron un SMS que tenía plaza y el lunes siguiente que la matriculación era esa misma semana hasta el miércoles". O sea que, otra vez, a correr. Coge un avión a Barcelona y otro a Granada. A estudiar magisterio. Cuatro años. Ahora está en el primero "encantada de la vida. He acertado. Vivo en una residencia de estudiantes, pero pronto me cambio a un piso compartido". Y lo mejor. "Vuelvo a disfrutar compitiendo y estudiando". Porque el Granada CF se enteró que llegaba "una del Barza" y la fichó. "Me tratan de maravilla. Es como una gran familia. Yo me quedo aquí".