Señoras y señores, al Sporting le toca derbi balear y de campanillas. Ni más ni menos que visita a la Vía de Cintura, en Palma, donde habita una SAD protegida por el empresario Tolo Cursach que no tiene problemas para rebuscar en el mercado, sacar el talonario y fichar. La nómina de jugadores de renombre deslumbra al más pintado, y más en esta época de vacas flacas. El Atlètic Balears es el nuevo rico de la categoría: con futuro proyecto de megaciudad deportiva en el pack, como no asciendan, incluso siendo campeones, la que se puede armar en el Estadi Balear puede ser algo espectacular.
Delante, este Sporting que es dignísimo, que lucha en lo deportivo y que no está tan mal, pero que a nivel económico, de proyecto de futuro, se deprime en cada episodio.
Este mediodía, sobre el césped, Elcacho planteará una guerra de guerrillas en la que no podrá participar Ignasi, lesionado en un entrenamiento. Podría entrar Medina en el titular por lo de darle empaque físico al equipo, a pesar de sus problemas de espalda, pero las opciones de Genís o Alcover podrían ser factibles también.
El técnico sportinguista sabe que no podrá competir si plantea el encuentro al toque, al cara a cara. Por eso buscará el desgaste, el "achique de espacios", el no dejar pensar: el duelo será sobretodo físico, porque es ahí donde se igualan las fuerzas.
El aspecto mental también se deberá tener en cuenta. El Balears de Siviero no ha perdido ningún partido todavía (dos victorias y un empate en casa), pero tras tres empates consecutivos arreciaron las críticas. Por su parte, el Sporting no consigue ganar fuera de casa y suspende: tres de tres derrotas. Además, su fortín, el vetusto Bintaufa, cayó ante el Ontinyent el otro día. Con el paso de los minutos, según el resultado, los pensamientos pueden pesar.
Siviero tiene cuatro bajas seguras: Bonis, en el dique seco por una hernia discal, Thiago, por una contractura, Dani por una elongación en el cuádriceps y Marc Vales, concentrado con Andorra. Pero casi que da igual porque tiene jugadores de sobra. El Sporting también, aunque de otra manera: es el orgullo.