El derbi por excelencia del fútbol menorquín se decidió desde los once metros y tras una acción polémica en la primera parte en la que el colegiado, Francisco Navarrete, determinó una pena máxima en el minuto 13 por agarrón de Pons.
A Gabi no le superó la situación y sumó una nueva diana que impulsa a los gualdiazules en la tabla, al sumar su segundo triunfo (0-1). Un derbi que, si se confirman los peores presagios, podría incrementarse a partir del año que viene con el Sporting Mahonés, club que nación con la fusión de la Unión y el Menorca.
Fue un derbi a la antigua, con fútbol rocoso, tosco y poco vistoso, en el que el hecho de jugar con el marcador a favor templó los nervios de la Unión y obligó al Menorca a adelantar las líneas y buscar de cualquier forma el empate.
La superioridad local fue apabulladora y las ocasiones del Menorca se dieron constantemente. La delantera azulgrana acusó la falta de acierto como en un remate desde el punto de penalti de Cabiró, con todo a favor, que se perdió por las nubes. La única opción de la Unión llegó en un fallo defensivo del Menorca, ya a la desesperada, que no supieron resolver. Al final, derbi y polémica.