El estadio Philips de Eindhoven, el PSV y su fortaleza en casa ponen a prueba al Atlético y su gran ambición, la Liga de Campeones, el desafío pendiente de un grupo ganador, apartado el domingo de la lucha por la Liga e ilusionado con un reto de tremenda exigencia.
Este torneo es el anhelo colchonero, que lo ha ganado todo en la era Diego Simeone (una Liga, una Copa del Rey, una Supercopa de España, una de Europa y una Liga Europa)... menos la Champions.
«En la Champions tenemos una ilusión y un sueño muy lindo, que nunca lo escondimos y siempre lo dijimos: intentar ganar una Champions», expuso el uruguayo Diego Godín, líder en el campo y en el vestuario del conjunto rojiblanco.
Esa ilusión pasa por Eindhoven. En el Atlético saben que el partido de ida es mucho más que media eliminatoria, más aún lejos del estadio Vicente Calderón. El estadio Philips es exigente; un campo en el que el PSV, el actual campeón y líder de la Liga holandesa, ha ganado 14 de sus 17 encuentros oficiales como local de esta campaña. Sólo ha cedido dos empates, ambos en Liga, y una derrota, en Copa contra el Utrecht.
El PVS sufrirá la baja por sanción de su máximo goleador, Luuk de Jong, 23 tantos en 33 partidos oficiales. Pero contará con Davi Propper, Andrés Guardado, Jurgen Locadia y Gastón Pereiro.
El Atlético competirá contra un buen bloque, pero también contra un momento de dudas del equipo madrileño, las que generan sus últimos altibajos, con sólo dos triunfos en sus siete encuentros oficiales más recientes.
Aunque de fondo esté el derbi ante el Real Madrid, el sábado en el Santiago Bernabéu, no se prevén demasiados cambios en el once del Atlético. Simeone recupera a Augusto Fernández y José María Giménez, para combinar el medio campo y el centro de la defensa. Delante, Torres parece fijo y la duda, su acompañante, Vietto u Óliver.