Carácter y personalidad son dos rasgos que en el plano deportivo acostumbran a ejercer el papel de virtud. Combinadas con el talento innato ?además moldeado a base de trabajo, entrega y sacrificio? y la precisa dosis de ambición, configuran el perfil de futbolista al que hoy pulsamos. Se trata de Manu Farrando Stiepovich (Ciutadella, 1995), uno de los principales productos que ha impulsado el fútbol insular en el último decenio. Asimismo, uno de los grandes artífices en la notable temporada realizada por el Atlètic Balears, que hasta el domingo anterior apuró sus posibilidades de pugnar el ascenso a Segunda División A.
«Fue una alegría meternos en play off, pero después, el modo en que nos quedamos fuera, resultó muy duro», sintetiza nuestro protagonista sobre el reciente cierre de curso, en que el cuadro de la Vía de Cintura palmesana feneció ante el Albacete tras prórroga en la segunda y penúltima ronda por ingresar en la categoría de plata del fútbol español, esa en la que no orbita el club blanquiazul desde hace más de medio siglo.