El pasado sábado, frente al Ejea, el futbolista menorquín Pedro Capó alcanzaba los 300 partidos en la Segunda División B. Una celebración agridulce porque el histórico Sabadell, el cuadro en el que milita, perdía por 2-1 para cerrar 2018 en la octava plaza del Grupo III. Registros impresionantes aderezados con 18 goles para un jugador que ha sido un fijo en el once titular allí por donde ha pasado. Para el mahonés que hace poco más de dos semanas cumplía 28 años, el cuadro arlequinado que dirige un ‘viejo' conocido como Toni Seligrat, es el octavo en su dilatada carrera como profesional del balompié.
Tras jugar en su etapa juvenil en el Mallorca y en el Penya Ciutadella, Pedro Capó dio el salto a la Segunda División B para militar primero en el Sporting Mahonés donde jugó en dos temporadas. Dejó la Isla para embarcarse en el filial del Celta (2011-12) con el que perdía la categoría.
Al año siguiente, vuelta a las Islas para defender la zamarra de otro filial, el Mallorca en este caso, siendo titular en los 38 partidos y logrando tres goles aunque sumando otro descenso. Fichó por el Atlético Baleares en su año más prolífico como goleador (cinco en 33 partidos). En la campaña 14-15, firma por el Arroyo que no salva la categoría. Regresó a Balears para jugar con el Llosetense que deja para en el mismo curso reforzar al Leioa que salva un play off de descenso. Tras año y medio en suelo vasco, Capó aterriza en la Nova Creu Alta donde cumple su segunda temporada.