El Mallorca es nuevo equipo de Primera División después de derrotar al Deportivo de la Coruña por tres a cero. Los tantos de Ante Budimir en la primera parte y de Salva Sevilla y Abdón en la segunda devuelven a los bermellones a la máxima categoría del fútbol español seis años después.
Se podía. Y se ha hecho. Los de Vicente Moreno han rozado la perfección ante un Depor que casi no ha inquietado la portería de Reina en todo el partido.
Un Son Moix a rebosar ha llevado en volandas al equipo desde el pitido inicial. En ese momento se ha notado quién quería ir a por el partido y quién no. En el dos ya habían avisado los locales.
Sastre había encontrado una autopista por su banda y se erigía en el principal peligro bermellón. Al cuarto de hora volvía a acercarse con peligro el Mallorca. Sería el preludio de lo que llegaría poco después. Cinco minutos más tarde le llegaba el premio de la insistencia a los de Vicente Moreno. Budimir se la guisó y se la comió. Se hizo espacio él solo y sin pensarlo disparó a puerta. Solo podía acabar en gol y así fue. El primer paso estaba dado.
El gol no cambió el guion del Mallorca. Seguía insistiendo. Tampoco cambió el del Depor. Incapaz de crear peligro. Incomprensible en un equipo que quería subir a Primera División. Hasta el descanso solo hubo un conjunto sobre el césped de Son Moix. Y vestía de rojo y negro.
El paso por los vestuarios cambió poco o nada la cosa. Los gallegos continuaban deambulando sobre el césped. Martí no encontraba solución a los problemas que se le iban acumulando y Budimir, el autor del primer tanto, avisó de nuevo en el 55. El croata, que acumulaba varios partidos sin ver puerta, ha demostrado de lo que es capaz. A base de saques de esquinas iba ganando metros el Mallorca. Y provocó una falta. Parecía algo lejana, pero por allí andaba Salva Sevilla y claro, si está el andaluz cerca del balón puede pasar de todo. Y se hizo la luz. El almeriense sorprendió a todos y anotó el segundo. Son Moix se caía. Se había conseguido lo más complicado.
El tanto hizo despertar algo al Deportivo, que tímidamente quería ganar metros. Pero nada. Ni la más mínima noticia de los gallegos. El Mallorca seguía queriendo más. Y un ejemplo es el cambio que había hecho minutos antes Moreno. Sentó a Aridai y dio entrada a Abdón Prats, a la postre el héroe.
Y es que era el partido del de Artà. Con su bigote y el anuncio que le hizo a la afición bermellona en Riazor hace cuatro días. «En Son Moix, tres». Y cumplió su palabra. Lanzó un zapatazo desde fuera del área a falta de menos de diez minutos para terminar el partido y desató la locura de los 21.210 espectadores que había en el estadio. Era el tercero. Y el Mallorca estaba en Primera seis años después y con una temporada en Segunda B incluida.